El Ministerio de Agricultura holandés ha puesto en marcha un programa de ayuda para la rehabilitación del sector porcino, dirigido a aquellas explotaciones que están generando problemas de olor a las edificaciones vecinas. Especialmente está pensado para las explotaciones que se encuentran en zonas del sur y del este del país, que son las que tienen una mayor concentración de explotaciones.
La idea es pagar para que cierren las explotaciones que más olor generan y están más cerca de viviendas. Las solicitudes se aceptarían por orden de prioridad. Se priorizaría a las explotaciones que tienen viviendas en un radio de 1 km a su alrededor y entre éstas, las que más olor generan. La cantidad de olor generada se mediría por una empresa externa.
Importe de las compensaciones

La ayuda que recibiría el ganadero, tendría dos partes. Por un lado, se compensaría financieramente a los ganaderos por los derechos de los cerdos (derechos medioambientales que hay que tener en Holanda para poder criar cerdos) y por otro, por la pérdida de valor de sus establos. El gobierno ha movilizado 180 millones de euros para el plan.
La compensación por los derechos se ha calculado en función del valor de mercado en cada zona. Así, los ganaderos del este recibirán 52 €/derecho y los del sur 151 €/derechos. Estos importes han sido calculados por la Universidad de Wageningen (WUR).
La compensación por la pérdida de valor de los corrales se ha determinado por el valor de los corrales de nueva construcción corregido por un factor de envejecimiento. Se ha determinado el valor en 470 €/m2. El porcentaje de subsidio se ha establecido en 65%.
Calendario
La solicitud puede presentarse del 25 de noviembre de 2019 al 15 de enero de 2020 . Los ganaderos recibirán una respuesta a su solicitud en un plazo máximo de 3 meses, luego dispondrán de 8 meses para vender los cerdos y retirar el estiércol. A los 14 meses, la explotación tienen que haber sido derruida.
Previsiones
Un informe de Rabobank señala que de las 4.300 explotaciones porcinas en Holanda en 2018, podrían desaparecer unas 3.500 de aquí a 2030. Esta reducción se produciría fundamentalmente en explotaciones familiares. Las razones de la reducción serían muy numerosas y variadas, como la falta de rentabilidad, el envejecimiento del titular o la falta de relevo generacional. También hay una razón muy importante y es que en 2020 termina el período transitorio que permitía a las explotaciones continuar funcionando sin realizar inversiones para reducir las emisiones de amoniaco.
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