Las densidades de jabalí mostraron descensos generalizados en la mayor parte de Cataluña durante el año 2018 y comienzos del año 2019 atribuibles a la presión ejercida por los cazadores ante el espectacular incremento de la especie, la baja producción de bellota en la otoño de 2017 y las reiteradas sequías. Esta es la conclusión más relevante que se extrae del Programa de seguimiento de las poblaciones de jabalí en Cataluña correspondientes a la temporada 2018-19 que encarga el Departamento de Agricultura anualmente.
El descenso del número de jabalíes varía según las zonas, pero a lo largo de 2018, la mayor parte de poblaciones de jabalí bajaron, entre el 2 y el 27% respecto del año anterior. La zona donde los descensos fueron más altos, entre el 44 y el 66%, son algunos espacios del Pirineo y Prepirineo, lo que se explica por sequías, fuertes nevadas y heladas y bajas producciones de bellotas sumadas a una fuerte presión de caza para hacer frente a problemas como la tuberculosis bovina.

Sólo en cuatro observatorios (Sant Llorenç del Munt, Montañas de Prades, macizo del Garraf y las Gavarres), las poblaciones mostraron un aumento de densidad (entre un 16% y un 35%) respecto de la temporada anterior. Esta variación se explica por factores locales tales como una mayor disponibilidad de alimento complementario (por ejemplo, cultivos) o un menor rigor de la sequía, entre otros.
Las densidades de jabalí siguen siendo altas
Sin embargo, como se partía de unas densidades excepcionales a gran parte de Cataluña, el número de ejemplares de jabalí la temporada 2018-19 sigue siendo alta en las comarcas de Girona y del norte de Barcelona. Las más elevadas, entre 12 y 15 jabalíes / km 2 , son en el Alt Empordà, la Garrotxa y el Montseny. Como referencia, en las dos primeras las densidades los últimos años habían llegado a 20-25 jabalíes / km 2. Son zonas donde el jabalí encuentra óptimas condiciones de alta pluviosidad, bosques de encinas, alcornoques y robles, y grandes superficies de cultivos de regadío que en conjunto aportan mucha disponibilidad de alimento. En el resto de Cataluña, tanto en los sectores meridionales de clima continental como en las zonas del Pirineo y Prepirineo, las densidades son moderadas, y los lugares donde se registran las densidades más bajas (por debajo de 3 jabalíes / km 2 ) son algunos sectores del Alt Pallars, el Cadí, la Segarra y los Puertos de Beceite.

No se puede bajar la guardia
Las gráficas muestran que el aumento de densidad de jabalí se ha frenado por primera vez en mucho tiempo. A pesar de los descensos observados, no hay que bajar la guardia, ya que la densidad de jabalí puede volver a subir rápidamente. Se calcula que en Cataluña viven alrededor de 190.000 jabalíes.
En otoño de 2019, hubo más disponibilidad de comida y, como consecuencia, deberá aumentado la natalidad. Sólo en lugares que hayan sufrido fuertes sequías se podría reducir la densidad; en las zonas donde no falte agua y alimento, la densidad volverá a aumentar. Por esta razón, el papel de los cazadores sigue siendo clave para frenar la expansión de esta especie, sin predadores naturales que controlen el crecimiento de las poblaciones.
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