Hay personas que adoptan la dieta vegetariana como una cuestión de salud, a éstas les suele costar más comprometerse y puede que echen de menos el sabor de la carne”, detalla la investigadora Jana Krizanova, perteneciente al Departamento de Organización de Empresas II de la Universidad de Granada, quien ha analizado los perfiles habituales de las personas que optan por una dieta vegetariana, así como las dificultades que entraña esta decisión.
Algo parecido, según la investigadora, ocurre con quienes se motivan por el vegetarianismo con fines ambientales. Sin embargo, argumenta la investigadora de la UGR, “quienes se comprometen por temas de bienestar animal tienen una adherencia mayor a la dieta vegetariana y no suelen echar de menos el sabor de la carne”.
Pero, ¿qué personas son más propensas a hacerse vegetarianas o veganas? Para Krizanova, el perfil es el de alguien abierto a un cambio en su dieta: jóvenes, más educados y, mayoritariamente, mujeres. “Eso, como es lógico, no descarta a otros perfiles demográficos. Hoy día, las tendencias difundidas por personas famosas en redes sociales también amplían el interés por las dietas sin carne”, expone la investigadora.
Los factores decisivos para seguir la dieta sin carne y no abandonarla pasan por la “identidad vegetariana”, explica Jana Krizanova, “un proceso de transformación interior donde el vegetarianismo o el veganismo es la herramienta, dentro de un conjunto de valores y creencias”. La influencia social y cultural resulta igualmente clave.
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