Desde el viernes pasado es obligatorio que todas las operaciones de compraventa de alimentos entre los productores y los llamados “primeros compradores” se inscriban en el Registro de Contratos Alimentarios, que gestiona la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), del Ministerio de Agricultura. Los contratos deben inscribirse en la web de AICA (aica.gob.es) y corresponde a la parte compradora la obligación de inscribirlos.
No todo el mundo ha reaccionado igual a la puesta en práctica del registro. La organización agraria UPA ha aplaudido la medida porque considera que esta herramienta consolida la Ley de la Cadena y que servirá para seguir rompiendo el “brutal desequilibrio” que sufren los agricultores y ganaderos a la hora de negociar con las empresas compradoras.
Por otro lado, Cooperativas Agroalimentarias de España, ha reclamado al ministerio de Agricultura retrasar con carácter de urgencia la entrada en vigor de la medida e iniciar el trámite de modificación para eliminar la obligatoriedad de inscripción de contratos cuando la compra se produzca a una agrupación de productores primarios.
Hay que recordar que el Real Decreto 1028/2022 establece que los contratos que los distribuidores y otras empresas realicen con las cooperativas para proveerse de sus productos, deberán de inscribirse en el registro. Sin embargo, si esos distribuidores compran a empresas que no sea cooperativas, no tendrán esa obligación. Por tanto, la aplicación de esta regulación supone un claro agravio comparativo hacia las cooperativas debido a que:
– Las empresas y distribuidores que compren productos alimentarios a las cooperativas (carnicerías, supermercados, distribuidores…) verán incrementadas sus obligaciones formales y sus cargas burocráticas
– Existirá un mayor control a los contratos realizados por las empresas que operen con las cooperativas.
-Se producirá una distorsión en los mercados, sobre todo en aquellos en los que operan muy pocas empresas (azúcar) siendo una de ellas cooperativas.
– No facilitará en nada la comercialización de los productos de las cooperativas, especialmente cuando estos se vendan a pequeños distribuidores de vinos, carnicerías…
– Se puede producir una disminución de las ventas que realicen las cooperativas a sus distribuidores, o una disminución en los precios de los contratos para compensarlas por la mayor carga burocrática.
– Se considera a las Cooperativas como sociedades de segunda división y se les incentiva para que creen otro tipo de Sociedades.
Interesante que las cooperativas se seintan perjudicadas y se sientan consideradas de segunda divisón. Principalmente porque cualquier empresa privada tiene la misma sensación frente a las cooperativas. Les subvencionamos todas las inversiones al 50% con los impuestos que pagamos el capital privado. Si hay mala gestión por parte de la junta, la comunidad autónoma respectiva ya se encarga de taparlo y poner el dinero para que no haya perjudicados. Con dinero público claro que viene de nuestro trabajo.
Que las cooperativas tengan trato de favor es sencillamente mentira. Cuando las empresas no cooperativas compartan beneficios o resultados con su proveedores o tengan las mismas obligaciones legales, que reclamen el mismo trato.
No existe ninguna empresa no cooperativa que se pase a cooperativa porque tenga trato de favor, porque tienen otras obligaciones y porque su proveedor es su propietario. La realidad es que cualquier empresa quiere comprar barato y vender lo más caro posible, una cooperativa no puede hacerse trampas al solitario y debe pensar en su propietario y dueño con estrategias a medio y largo plazo, servicios y evitar la especulación.
Es cansino tener que responder continuamente a prejuicios como este continuamente que no llegan ni a media verdad. Las cooperativas nacieron hace 100 años para evitar a intermediarios y la usura que muchos creen que es el libre mercado, y quieren volver al S. XIX.
Pero ante la incontinencia ignorante o simplemente interesada, explicaciones
Las empresas no cooperativas no comparten beneficios de la misma manera que no comparten las pérdidas. Las cooperativas son otro instrumento politico para captar votos y poner afines a sueldo a cambio de dinero público.