El ministro alemán de Agricultura, Cem Özdemir, ya había puesto sobre la mesa, hace unas semanas, su intención de presentar en el verano de 2024, un plan global para la reconversión de la ganadería alemana para conseguir mayor bienestar animal. Se financiaría con lo que en Alemania se conoce como «el céntimo por el bienestar animal». Se trataría de un impuesto de bienestar animal que se gravaría sobre los productos animales
, que sería abonado por el consumidor final y que se recaudaría por unidad de producto.
Hasta ahora, el Ministro no había avanzado nada sobre la cuantía del impuesto, pero esta semana ya lo ha hecho. Ha anunciado que sería de 10 céntimo por kilo. Esta cantidad es mucho más baja que la se esbozaba en un informe de 2020, conocido como «informe Borchert», que es el que propuso la introducción de este impuesto como solución para financiar la reestructuración de la ganadería. El informe hablaba de 40 céntimos por kg de carne y productos elaborados cárnicos, 2 céntimos por kg de leche y productos lácteos frescos, así como huevos y 15 céntimos por kg de queso, mantequilla y leche en polvo.
Para los ganaderos alemanes, el concepto de un céntimo de bienestar animal no debería reducirse simplemente a recaudar dinero. Sólo tendría sentido si está claramente definido quién debe recibir el dinero recaudado, para qué y cómo llega el dinero a los ganaderos de forma fiable y a largo plazo.
Consideran que la reestructuración de la ganadería no será posible financieramente sólo a través del mercado. Por eso se necesitan modelos de financiación de apoyo.
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