Una situación insólita ha sorprendido en Polonia, donde un agricultor ha utilizado un vacío legal para evitar el pago de una deuda significativa. Rafał C., un productor agrícola, ha registrado su granja como lugar de culto religioso bajo el nombre de «Iglesia Natural», lo que impide la intervención de las autoridades para ejecutar la deuda que mantiene con su acreedora, Hanna, según recoge Polsatnews.
El monto adeudado asciende a casi un millón de zlotys (unos 210.000 euros), prestados por Hanna para la expansión de la explotación agrícola de Rafał C. Aunque al principio los pagos se realizaron con normalidad, con el tiempo el deudor dejó de cumplir sus compromisos, acumulando una deuda de más de 900.000 zlotys.
Hanna intento resolver la situación de forma amistosa, proponiendo un plan de pagos a plazos, pero Rafal no accedió, por lo que Hanna decidió llevar el caso ante las autoridades judiciales. Sin embargo, el avance del caso se detuvo cuando se descubrió que Rafał C. había registrado toda su propiedad como lugar de culto de la Iglesia Natural, bloqueando cualquier acción judicial.
Protección legal y resistencia a la ejecución de la deuda
La designación de la granja como lugar de culto significa que, según la ley polaca, las propiedades y bienes dentro de la granja son considerados sagrados y, por tanto, no pueden ser confiscados. Además, los ingresos provenientes de la venta de leche generados por la explotación también están destinados a cumplir con objetivos religiosos, lo que añade una capa de protección ante cualquier intento de cobro de la deuda.
Una posible laguna legal que impacta en el sector agrario
La situación ha despertado interés sobre la existencia de una posible laguna legal en Polonia que permitiría a los deudores evitar sus responsabilidades financieras. Este caso plantea interrogantes sobre las consecuencias legales y económicas que podría tener en el sector agrario polaco, en particular para aquellos agricultores que, como Hanna, dependen de préstamos para el crecimiento de sus negocios. Si el uso del estatus de «lugar de culto» se convierte en una estrategia recurrente para eludir responsabilidades financieras, podría afectar gravemente el acceso a crédito y generar desconfianza en las relaciones comerciales dentro del sector.
Vaya, vaya con el «santo». Este ha superado en picardía a nuestros políticos. Si estuviera en España seguro que le daban algún ministerio como mínimo.