El sector vitivinícola español deberá incorporar al menos 22.600 jóvenes en los próximos años para asegurar el relevo generacional de las explotaciones actualmente gestionadas por profesionales mayores de 65 años. Así se desprende del informe “Relevancia económica y social del sector vitivinícola en España y el relevo generacional”, presentado esta mañana en Expo Sagris, Salón de la Agricultura y la Ganadería.
El estudio, elaborado por Afi para la Interprofesional del Vino de España (OIVE), ofrece una radiografía detallada del sector y cuantifica un fenómeno que preocupa a todo el medio rural: el envejecimiento del campo y la dificultad para garantizar su continuidad. Según explicó la directora de OIVE, Susana García, el reto del relevo generacional no depende únicamente de la demografía o la vocación, sino también de las condiciones laborales y de la capacidad de generar un relato positivo en torno al vino como oportunidad para el futuro rural.

Formación y modernización como claves
El informe subraya que la formación y la modernización de las explotaciones son factores determinantes para reducir el riesgo de falta de relevo generacional. Según Ana Domínguez, responsable del área de Economía Aplicada de Afi, la capacitación de los gerentes y la actualización tecnológica pueden reducir ese riesgo hasta en 16 puntos porcentuales, evidenciando la importancia de apostar por la profesionalización y la innovación en el sector.
Una estrategia nacional para atraer talento joven
Durante la presentación, el presidente de OIVE, Fernando Ezquerro, insistió en que el desafío de rejuvenecer el sector no puede afrontarse solo desde la iniciativa privada. Reclamó una implicación real, coordinada y sostenida de las administraciones públicas para impulsar políticas concretas que incentiven la incorporación de jóvenes al viñedo. A su juicio, esta estrategia debe tener carácter nacional, involucrar a todas las instituciones y acompañarse de un relato que destaque el valor cultural, social y económico del vino.
Ezquerro subrayó que el vino no solo representa una actividad económica, sino también una forma de vida y un elemento central de la identidad mediterránea, capaz de atraer nuevas generaciones si se comunica como una oportunidad profesional y vital.
Un sector clave para la economía y el empleo
El estudio presentado por OIVE y Afi pone de relieve el peso económico del sector vitivinícola en España. La cadena de valor del vino genera más de 368.100 empleos equivalentes a jornada completa, lo que representa el 2 % del empleo nacional, y aporta un Valor Añadido Bruto (VAB) de 22.350 M€, con una contribución fiscal superior a 4.260 M€.
En el ámbito internacional, los productos vitivinícolas españoles alcanzan los 3.500 M€ en exportaciones, situando a España como el segundo exportador mundial por volumen y con un superávit comercial superior a 3.100 M€.





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