Cristina Muñoz: «Los antibióticos están para usarse cuando son necesarios»

Entrevistamos a Cristina Muñoz Madero, coordinadora del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos en Sanidad Animal (PRAN), para conocer qué herramientas ofrece el PRAN a los veterinarios de producción, cómo se están afinando los objetivos de reducción y qué papel juega la optimización del uso de antimicrobianos en esta estrategia.

Se ha hecho un importante trabajo de reducción del uso de antibióticos en los últimos años. ¿Qué objetivo hay marcados para los próximos años?

A nivel europeo hay un objetivo común de reducir un 50 % el uso de antibióticos de aquí a 2030, tomando como punto de partida el año 2018. En España, si miramos el periodo entre 2014 y 2024, habíamos llegado a una reducción muy importante, que rondaba el 70 %.

Sin embargo, en los dos últimos años hemos visto un aumento del consumo y, como consecuencia, esa reducción acumulada está ahora en torno al 61 %.

Lo que ya sabemos es que las causas son sanitarias. No es que de repente el sector se haya relajado o haya vuelto a usar antibióticos como antes. Lo que ha ocurrido es que ha habido problemas sanitarios claramente identificados que han obligado a recurrir a los antibióticos. Al final, los antibióticos están para usarse cuando son necesarios para garantizar la salud.

De ahora en adelante, nuestra prioridad es optimizar. No todo tiene que ser reducir por reducir. Si tú optimizas el uso, llegas a un uso prudente, a un uso solo necesario. Por eso los antiguos grupos Reduce han pasado a llamarse grupos PROA, programas de optimización del uso de antimicrobianos.

Estamos trabajando en implantar programas de uso óptimo o uso prudente de antibióticos en distintas instalaciones: explotaciones, hospitales, clínicas, etcétera. Ese es nuestro objetivo de aquí al año 2027 y en eso estamos trabajando con los distintos grupos que representan a todo el sector.

¿Qué medidas se han tomado desde el PRAN para facilitar a los veterinarios de producción el cumplimiento de la legislación de medicamentos veterinarios?

Desde el PRAN hemos intentado siempre partir de la realidad del campo. Sabemos que los veterinarios de producción son quienes conocen de primera mano las dificultades de aplicar la legislación de medicamentos veterinarios en su trabajo diario, así que trabajamos a través de grupos en los que ellos están representados y son ellos quienes nos plantean los problemas y las posibles soluciones.

A partir de ese trabajo conjunto estamos poniendo en marcha medidas que les permitan cumplir la normativa sin ver comprometida su capacidad para tratar a los animales ni el bienestar animal. Un ejemplo muy claro es el de los protocolos de tratamiento. La legislación, a través de artículos como el 106, nos obliga a usar el medicamento tal y como viene en el prospecto, pero en la clínica esto muchas veces es inviable, porque hay circunstancias clínicas que exigen cambiar la dosis, la duración del tratamiento o incluso la vía de administración.

Lo que estamos haciendo con estos protocolos de tratamiento es recoger precisamente esas situaciones específicas en las que se puede justificar una modificación respecto a lo que dice el prospecto. Estos protocolos los adoptamos en nuestro comité coordinador, donde están representadas todas las comunidades autónomas, de forma que se convierten en una referencia común para veterinarios e inspectores.

La idea es que, cuando en una inspección se revise una clínica o una explotación y se vea que se ha aplicado uno de estos protocolos, se sepa que todos lo hemos adoptado, que tiene una base científica y que permite tratar correctamente a los animales sin ir en contra de la legislación.

¿Cómo puede ayudar el PRAN a decidir qué antibiótico es el más adecuado cuando no es posible realizar un diagnóstico etiológico y de resistencias?

Siempre que sea posible, mi recomendación es tomar muestra. Una muestra bien tomada y bien gestionada aporta muchísima información al veterinario y le ayuda a tomar decisiones mucho más ajustadas en su día a día.

Ahora bien, sabemos que hay situaciones en las que no se puede hacer un diagnóstico etiológico ni una prueba de sensibilidad. En esos casos insistimos en combinar tres elementos: las recomendaciones de buenas prácticas en el uso de antibióticos, los datos epidemiológicos disponibles y el criterio clínico del propio veterinario en esa granja concreta.

Por un lado, promovemos el uso de antibióticos lo más dirigidos posible frente al patógeno sospechoso y que estén dentro de las clases clasificadas en Europa como de menor riesgo. Pero al mismo tiempo el veterinario debe tener en cuenta su experiencia: si en esa enfermedad y en esa explotación ya ha utilizado el antibiótico de elección y no ha obtenido buenos resultados, su práctica clínica le puede indicar que conviene optar por otra alternativa.

¿Qué herramientas concretas ha desarrollado el PRAN?

Para apoyar estas decisiones hemos desarrollado una base de datos que funciona como un mapa epidemiológico. El veterinario puede ir almacenando ahí la información de su granja y consultarla después: qué aislados ha tenido, qué perfiles de sensibilidad, cómo ha ido evolucionando la situación. Eso le permite disponer de un histórico muy valioso para elegir mejor el tratamiento.

Además, a partir de esta herramienta hemos desarrollado una aplicación para el móvil pensada para la práctica diaria del veterinario clínico. A través de ella puede consultar los antimicrobianos disponibles para una determinada enfermedad y especie, y también ver qué otros podría utilizar de forma justificada aunque estén registrados para otras especies o para otras enfermedades.

En la nueva versión, que está por salir, incorporamos inteligencia artificial y pasamos de una búsqueda manual y muy directiva a una búsqueda mucho más flexible, incluso por voz, en la que se admiten multitud de preguntas. La idea es que el veterinario no solo pueda buscar un medicamento concreto, sino también plantear preguntas del tipo qué opciones terapéuticas tiene disponibles para una enfermedad en una especie determinada, si dispone de un formato pequeño o si tiene un medicamento por vía intramuscular, por ejemplo.

En cualquier caso, esta herramienta es un complemento. Las recomendaciones generales y las buenas prácticas tienen que combinarse siempre con el criterio clínico y el conocimiento que el veterinario tiene de esa explotación, apoyándose en los datos epidemiológicos cuando sea posible.