La lluvia que ha caído a lo largo de esta semana en la provincia de León, superando los 50 litros por metro cuadrado como norma general, ha sido suficiente para atender las necesidades actuales de la agricultura, por lo que ha sido muy bien recibida por el colectivo de los profesionales del campo. Con estas precipitaciones se garantiza la nascencia de las siembras más tempranas de cereal y leguminosas hechas en los primeros días de octubre, se pueden labrar las parcelas y hacer todas las labores preparatorias para las siembras de cereal que se alargarán hasta finales de noviembre, mejora el cultivo de la remolacha y se facilitan las labores de arranque de la misma y se acaba con la sequía en las zonas de pastos y por tanto volverá a brotar la hierba que aprovecha el ganado en extensivo. En definitiva, unas precipitaciones que eran absolutamente necesarias y que por ahora no perjudican a ningún subsector agroganadero.
Aunque las precipitaciones hasta ahora son absolutamente insuficientes para que tengan un efecto significativo en la situación de los embalses de la provincia, que se encuentran bajo mínimos, no es menos cierto que han supuesto el cambio de tendencia y que a partir de ahora comienza el llenado que ASAJA espera se complete antes del mes de abril del próximo año. Un llenado, el de los pantanos leoneses, que depende en gran medida de la nieve que pueda caer en la montaña el próximo invierno. La agricultura leonesa está estrechamente ligada al agua, a la situación de los embalses, pues de ello dependen los cultivos que se siembran en las aproximadamente 135.000 hectáreas que se cultivan cada año en tierras de regadío, la zona regable más importante de Castilla y León y una de las principales de España.
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