Casi el 40% de los plantones adquiridos por los citricultores en 2010 (unos 700.000) procedían de material protegido y su precio incluía por ello un royaltie. La citricultura no escapa a la apuesta creciente del sector hortofrutícola por los cultivos ‘de autor’ y así, en el referido año, la proporción de las ventas de los viveros de este tipo de variedades se aproximaría al 50% si se considerasen también los plantones que esperan la concesión de su registro. Así se puso de manifiesto en el transcurso de la jornada ‘El Nuevo reto de la Agricultura: la protección de las variedades vegetales’ organizada por la Asociación de Operadores de Variedades Vegetales (ASOVAV), en la que prestigiosos juristas en la materia coincidieron en reivindicar la aplicación del derecho del obtentor para este tipo de litigios al tiempo que lamentaban la frecuente ‘contaminación’ que se produce con principios o preceptos del derecho de las patentes industriales.
Ésta fue la conclusión más evidente aportada por dos acreditados juristas forjados en la máxima autoridad europea en la materia, la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (CPVO), Dionisio Chanzá, abogado y agente de la Propiedad Industrial y actual miembro de la Sala de Recursos de la CPVO y José Manuel López Aranda, ex miembro de la misma y actual director del Instituto de Investigación y Formación Agraria (IFAPA) quienes matizaron que el derecho de patentes y el de variedades vegetales protegidas “si bien son derechos “hermanos”, incluso “conexos” tienen importantes diferencias que les confieren un carácter “sui generis”. Petición de diferenciación a la que se sumó el propio presidente de ASOVAV, Rafael Grau, quien ejemplificó tal confusión en el caso de la polémica mandarina Nadorcott. Grau concluyó que cuando en tales litigios se “acude de manera fácil a los estereotipos de las patentes industriales se produce un quebrantamiento de la seguridad jurídica” que afecta tanto a los agricultores como los propios titulares de la obtención.
La diferenciación entre sendas vertientes del derecho, la más desarrollada y que cuenta con una jurisprudencia y conocimiento general mucho mayor –la de patentes- y la circunscrita a las variedades protegidas, con una historia más corta y menor difusión, resulta crucial a la hora de poner límite a los derechos del titular de la obtención. Así lo reiteró Luis Salaices, jefe de área del Registro de Variedades Vegetales de la Oficina española (OEVV) y de forma más detallada el referido López Aranda, que también es doctor en derecho y acreditado experto en la legislación marco internacional de la UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones). Efectivamente, Aranda insistió en que, salvo en excepcionales circunstancias tipificadas por la Ley, los derecho del titular de una variedad “se agotan con el material de reproducción de la planta (esto es, en el caso de los cítricos, con el pago de un royaltie por el plantón) y no afectan al “producto de la cosecha” (o lo que es lo mismo, siguiendo el caso, al fruto de ése árbol). De igual manera y pese a reconocer que no conocía los detalles del conflicto generado en torno a la Nadorcott, Aranda matizó a los presentes que en el periodo de protección provisional de una variedad –es decir, entre que se solicita la patente y finalmente se concede- el titular de la obtención sólo podría reclamar a quien plantó tal material en tal lapso de tiempo “una compensación económica” también circunscrita al material de multiplicación (a los árboles) y nunca sobre los frutos que éste hubiera producido durante tal periodo.
El presidente de ASOVAV, ya en las conclusiones de la jornada, concretó que a su juicio ésas son las circunstancias que precísamente envuelven la forma con la que los titulares de la mandarina Nadorcott están explotándola, esto es, tratando de extender sus derechos tanto al material de reproducción como el material cosechado.
El encuentro –que reunió a casi 150 citricultores, viveristas, abogados o ingenieros- fue clausurado por el director general de Producción Agraria de la Conselleria de Agricultura, Manuel Láinez, quien reconoció que el futuro de la citricultura y de los cítricos que puedan salir del IVIA pasa también por su explotación como variedades protegidas.
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