El Club de Variedades Vegetales Protegidas (CVVP) ha dado un nuevo paso atrás en su estrategia para tratar de controlar todas las fases de comercialización de la polémica mandarina Nadorcott. En la contestación a una demanda presentada en el Juzgado de lo Mercantil Número 1 de Valencia por un importante almacén de confección valenciano contra el CVVP, éste confirma al exportador que es libre para trabajar con este cítrico sin necesidad de tener su licencia para ello. ASOVAV (Asociación de Operadores de Variedades Vegetales) informó recientemente de tal extremo a su asamblea, compuesta por más de un centenar de miembros –productores y operadores citrícolas- y advirtió que en breve iniciará una campaña informativa dirigida a las cadenas de la gran distribución para aclararles que pueden proveerse de esta mandarina en almacenes distintos a los autorizados por el CVVP y no incurrir por ello en ninguna ilegalidad.
El presidente de ASOVAV y responsable de los servicios jurídicos de AVA-ASAJA, Rafael Grau, advierte de la “gran trascendencia” de este cambio de postura porque supone la “caída del castillo de naipes, de la ficción de legalidad que el Club había diseñado para lucrarse de la explotación en exclusiva de esta mandarina”. Hasta el momento, la campaña realizada por los titulares de este cítrico se había dirigido de ‘fuera a dentro’, esto es, advirtiendo a las grandes enseñas de la distribución europea de la supuesta ilegalidad que supondría el adquirir la Nadorcott a almacenes no autorizados por ellos. Dicho de otro modo, para lograr excluir a la producción no controlada por el Club y revalorizar la propia, se ejercía una presión ‘en cascada’, de la gran distribución a su proveedor y de éste al citricultor. Para facilitar el control de la mandarina en todas sus fases, Geslive primero y desde hace un tiempo el CVVP, crearon una etiqueta con la que se establecía un sello propio que permitiría diferenciar el cítrico legal del que supuestamente no lo era (sin licencia de explotación). Ahora y por primera vez, los representantes legales del Club advierten a un exportador por escrito que “para comprar fruta de estos productores (los que carecen de licencia) y venderla no necesitan adherirse al sistema de identificación (la etiqueta), ni tampoco ninguna licencia concedida por el titular de esta variedad”.
Para redundar en esta idea y reforzar la libertad de mercado, ASOVAV trabaja en otra etiqueta para la producción de Nadorcott de sus socios. Con tal distintivo garantizará a la distribución que los únicos responsables de la legalidad de tal mandarina son los propios productores socios de esta asociación. Concepto que, por otra parte, se ajusta a la propia regulación vigente (art 13.3 del Reglamento Comunitario de Protección de Obtenciones Vegetales de la UE y el art.16 del Reglamento español de Protección de las Variedades Vegetales) que confirman que el titular de una variedad sólo puede exigir royalty o licencias en relación al material vegetal de reproducción, es decir, que sólo puede controlar mediante pago de derechos y permisos la plantación (los árboles) y nunca la cosecha (el fruto).
ASOVAV insiste en que toda la producción de Nadorcott plantada/injertada antes de hacerse válido el registro de esta variedad (15 de febrero de 2006) es plenamente legal. Geslive, de hecho, ya fracasó en las decenas de denuncias penales presentadas contra citricultores, la mayoría de las cuales están ya archivadas. A lo sumo, a los citricultores en esta situación sólo se les podría exigir civilmente el afrontar una ‘indemnización razonable’. Como se recordará, la asociación anunció en julio una ‘ofensiva legal’ contra el Club y Geslive en varios frentes.
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