El buen estado de nuestros embalses es casi la única consecuencia positiva del intenso temporal de este invierno, en el que las lluvias han batido todos los récords históricos llenando los pantanos hasta el límite máximo y provocando el desembalse de más de 6.000 hm3.
La consecuencia de todo esto es que en este momento los embalses de regulación general de la cuenca del Guadalquivir, con 4.927 Hm3 embalsados, se encuentran por encima del 87% de su capacidad, agua más que suficiente para atender adecuadamente las necesidades de todos los regantes.
Con esta situación ningún regante, ni ningún ciudadano entendería que algún cultivo no pudiera salir adelante por falta de riego, máxime cuando la agricultura de regadío constituye este ejercicio uno de los principales puntales con que cuenta Andalucía para poder superar la crisis.
Así lo ha transmitido hoy en la Comisión de Desembalse el secretario general de ASAJA-Sevilla, Miguel Afán de Ribera, quien ya en las conversaciones previas a la Comisión, había instado a la Agencia Andaluza del Agua a elevar la propuesta de dotación inicial desde los 5.500 m3/ha a los 5.800 m3/ha que finalmente se han fijado. Lo que supone que para el riego de toda la cuenca se emplearán 1.200 hm3, menos del 25% de toda el agua que actualmente almacenan los embalses de regulación general de la cuenca del Guadalquivir.
Esta propuesta, que no contabiliza el agua de escorrentía empleada por los regantes en las semanas previas a la apertura de las presas, permitirá que los arroceros, el sector más castigado en las últimas campañas, cuenten con 400 Hm3 que, en virtud del acuerdo alcanzado por la propia Federación de Arroceros y apoyado por ASAJA, se dividirá en dos caudales, uno que irá directamente por el río, soltando agua en la presa de Alcalá con un caudal de 30 m3/segundo para satisfacer las necesidades de la margen derecha; y otro por el canal del Bajo Guadalquivir a razón de 9 m3/segundo para la margen izquierda.
Este acuerdo de reparto, consensuado con los propios arroceros y aprobado hoy en la Comisión de Desembalse, establece un margen de seguridad para que en caso de que se produzca un exceso de sal, poder minimizar los daños al cultivo. Así, en virtud del acuerdo, si durante más de tres días consecutivos se superan los 2,5 gramos de sal por litro (dato medido en pleamar en la toma de Queipo de Llano) toda el agua del arroz se enviaría por el río, por la presa de Alcalá, para unificar caudales e intentar reducir los niveles de sal.
Asimismo, con el apoyo de ASAJA, la Comisión ha facilitado un caudal extraordinario de 1.000 m3/ha para el olivar de Jaén y Córdoba que viene regando con aguas de escorrentía.
Esta dotación media, de 5.800 m3/ha, en absoluto puede entenderse como una modificación de las concesiones en vigor, que en la mayoría de los casos son más altas, sin embargo, gracias al esfuerzo inversor emprendido por los regantes, se ha modernizado ya el 80% de los regadíos de la cuenca, lo que ha permitido reducir el consumo de agua en aquellos cultivos que si pueden cambiar su sistema de riego.
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