El Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) ha presentado un estudio bajo el título: “Efectos del cambio climático en los ecosistemas de EEUU” en el que se señala que dicho cambio podría generar modificaciones en los pastos y forrajes y afectar a la producción de vacuno, así como en otras producciones agrícolas, lo que generaría una gran presión en la producción de alimentos.
Las mayores temperaturas alargarían el período de producción de forraje. La calidad de los mismos podría descender, al incrementarse el CO2, debido a las interacciones entre el ciclo de carbono y de nitrógeno en las plantas y al impacto del contenido de proteína del forraje.
La producción de vacuno en verano se podría ver afectada negativamente debido a las mayores temperaturas. Sin embargo, este descenso podría compensarse con las mayores producciones en los inviernos más calidos.
Sería previsible una mayor tasa de supervivencia de patógenos y parásitos, al tener unas primaveras más tempranas y unos veranos más calidos. Además, las plantas pueden alterar su composición cuando hay niveles más elevados de CO2 y producir toxinas con implicaciones en la salud humana y animal.
Asimismo, se registraría una menor productividad de las plantas, debido a que si suben las temperaturas durante la noche, las plantas tienden a tener frutos y semillas más pequeños. Los rendimientos de las frutas y hortalizas se verían más seriamente afectos que los de los cereales y oleaginosas.
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