Una vez que se ha cosechado el maíz y que en el campo ha quedado el rastrojo, el agricultor muchas veces no sabe cual la mejor forma de manejarlo. Según investigadores de la Universidad de Illinois (EEUU), si este rastrojo se pica, se crea un denso colchón sobre el suelo que se deteriorará más lentamente que el rastrojo, que permite que circule el aire, el agua y que haya actividad microbiana. Sin embargo, si se deja el rastrojo, se permitirá que la biomasa se mantenga porosa, que se prevenga la erosión del suelo y se retenga la humedad.
Dado que las dos posibles actuaciones tienen sus ventajas, los expertos de la Universidad de Illinois recomiendan que lo más aceptable sería combinarlas. Aconsejan pasar un rulo adecuado que permita el aplastamiento del rastrojo pero que permita que este mantenga una altura de entre 30 a 45 cm, lo que permitiría que se fuera deteriorando durante el invierno para no interferir en la siembra.
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