Los corcheros de Málaga tampoco se salvan de la crisis. El aumento de los tapones de silicona se ha convertido en el principal quebradero de cabeza de estos productores, que ven amenazado su futuro por la intromisión de los tapones de silicona en el extenso mercado del vino.

Las botellas de vino aún no han abandonado el corcho y no se espera que lo hagan. Esa es la esperanza de este sector. En cambio, las barricas de roble en las que se almacena el vino hasta su envasado sí se empiezan a taponar con silicona.

Así las cosas, aunque la campaña de descorche en nuestra provincia acaba de empezar y aún es pronto para vaticinar resultados, parece que no lo ha hecho con muy buen pie. “Los costes de extracción son cada vez más altos”, explica Rafael Cordero, técnico de ASAJA Málaga en la Serranía de Ronda.

Esta actividad, que tradicionalmente ha aportado importantes ingresos y mano de obra en buena parte del tejido agrícola de la Serranía, no disfruta de buenos momentos. Tanto es así que muchos propietarios de alcornocales han decidido no descorchar este año. “El precio no compensa. En los últimos cinco años ha caído un 35%”, añade el técnico de ASAJA.

Hoy por hoy, el quintal castellano (medida que equivale a 46 kilos) oscila entre 60 y 90 euros, dependiendo de la calidad, el tipo y los altibajos del mercado.

La cosecha de este año, advierte Cordero, dependerá en buena parte de los calores de este verano, aunque en principio habrá que felicitarse por el invierno tan generoso en lluvias que hemos tenido, que ha mitigado en parte “la seca”, uno de los peores enemigos del alcornocal.

En la provincia de Málaga hay alrededor de 12.000 hectáreas de alcornocales entre montes públicos y privados. Las principales zonas productoras de nuestra provincia son Cortes de la Frontera, Ronda, Gaucín, los pueblos del Valle del Genal, Ojén y Junquera, principalmente.