Uno de los mayores productores de carne de ave de EEUU, la empresa avícola californiana, Foster Farms ha iniciado una campaña informativa hacia el consumidor para aclararle que cuando el compra un paquete de carne de pollo, que ponga 100% natural, según que marcas, puede llevar inyectada agua salada. La legislación de etiquetado de EEUU permite utilizar el término carne natural a pesar de utilizar la practica de inyección de salmuera.
Según una encuesta realizada por Foster Farms, el 63,1% de los consumidores desconocían que muchas marcas de carne de pollo llevaran sal añadida. El 86% desconcía que una ración de carne de pollo de algunas marcas tenía más sal que una ración grande de patatas fritas. El 74,5% cree que una carne de pollo etiquetada como «natural» no debe contener aditivos ni conservantes y el 82,4% considera que no debe ser inyectada con agua salada. Una vez que el consumidor fue informado de esta práctica, un 85% rspondió que en adelante leería el etiquetado nutricional para evitar la carne de pollo inyectada con agua salada.
En su campaña, Foster Farms informa al consumidor de que esta práctica perjudica a la salud y al bolsillo de quien la compra. Con esta práctica se consigue que una ración de carne de pollo que haya sido inyectada, tenga más del 25% de la ingesta máxima de sodio recomendada. Además, el consumidor está pagando 1,15 € por paquete, simplemente por agua salada, no por carne. Según los cálculos de Foster Farms, podría llegar a suponer más de 75€ por hogar y año.
La campaña incluye anuncios en televisión y prensa, así como una web informativa:
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