La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Málaga lamenta que la recta final de la campaña de aceite de oliva 2007-2008 se haya complicado. Hasta abril, comenta Baldomero Bellido, técnico de ASAJA en la comarca de Antequera, la campaña se estaba desarrollando con normalidad. Debido a las lluvias registradas en mayo, que resultaron muy beneficiosas para el olivar, “el mercado comenzó a descender puesto que se garantizaba una nueva cosecha para la campaña siguiente”, explica.
En este sentido, las lluvias primaverales se convirtieron en un arma de doble filo: benefició la floración que garantiza la cosecha del año que viene, pero el aumento de producción ha hecho que los compradores no se precipiten y hayan adquirido lo estrictamente necesario. Y, por tanto, los precios han bajado por el aceite acumulado.
Descenso de precios
El descenso continuado de precios se prolongó hasta mediados del mes de junio, que se mantuvo en unos niveles de unos 2,38 euros el kilo. El mercado, añade Bellido, se ha estado comportando a lo largo de toda la campaña con unas salidas normales, que rondan las 100 toneladas al mes. Desde entonces, los olivareros han estado atentos a los partes meteorológicos, pendientes de las primeras lluvias del otoño, para intuir si la campaña siguiente se consolidaría con las cifras previstas o si, por el contrario, podía descender. La lluvia llegó la última semana de septiembre y el mercado ha descendido de precio, ya que a pesar de que las salidas de agosto han sido normales, seguían quedando a finales de ese mes más de 530.000 toneladas, una cifra muy elevada para esa fecha y con una nueva cosecha que se espera buena.
La realidad –analiza el técnico- es que había multitud de almazaras con la bodega casi llena, a la espera de un repunte de precios a final de la campaña, lo que ha provocado una multitud de ofertas que han duplicado el aceite en el mercado, con lo cual los precios se han venido más abajo de lo que ya estaban. “Esto no viene sino a confirmar que la atomizada y desorganizada oferta de aceite que compone este mercado frente a los muy pocos y concentrados compradores del mismo dan lugar a estos desequilibrios del mercado”.
En definitiva, los olivareros se encuentran en una situación complicada ya que no se ha podido incrementar el consumo y, por tanto, no resulta fácil reducir el stock de aceite acumulado al final de la campaña. “A estas circunstancias hay que unir el hecho de que la situación económica de el país no está facilitando la financiación de almazaras para poder anticipar dinero por la cosecha entregada, por lo que se hace más necesario el “contado” en las operaciones, lo que a su vez se traduce en un menor precio del producto”, apostilla Bellido.
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