Con el fin de que la carne de pollo tratada con sustancias cloradas procedente de EEUU pueda entrar en la UE, la Comisión Europea ha decidido proponer que dichas sustancias pueden utilizarse para la descontaminación de las canales del pollo. La utilización de dichas sustancias en la UE está prohibida desde 1997, fecha desde la que también está vigente la prohibición de las importaciones de carne de pollo clorada.
La Comisión Europea ha presentado su propuesta al Comité Permanente de la Cadena Alimentaria. Las sustancias que se proponen para ser utilizadas en la descontaminación de las canales de pollo son dióxido de cloro, el clorato sódico acidificado, el fosfato trisódico y peroxiácidos. Dicha autorización tendría un carácter temporal por 2 años. Transcurrido este plazo volvería a revisarse la situación.
La propuesta establece que las sustancias tendrían que usarse de forma separada y no en combinación. Además, solo podrían aplicarse en la canal entera y no en trozos de la canal o en cortes. Tras el tratamiento y antes de que la canal sea congelada o refrigerada tiene que ser lavada en agua potable con el fin de evitar cualquier posible residuo. Asimismo, en el etiquetado de la carne pollo tendría que figurar, en forma legible, la leyenda: “tratada con sustancias antimicrobianas” o “ descontaminadas con químicos”.
Las empresas que utilizaran estas sustancias tendrían que cumplir ciertos estándares de calidad de las aguas residuales. Los efluentes que contuvieran estas sustancias deberían ser descargadas en un colector urbano o tener un tratamiento semejante al de las aguas industriales. Además, estas empresas tendrían más controles por las autoridades competentes, los cuales podrían durar más tiempo e incluso caso por caso, se podrían establecer condiciones adicionales.
Asimismo, las empresas que utilicen estas sustancias antimicrobianas tendrían que recoger datos con fines de investigación y control, teniendo disponible esta información para las autoridades competentes. La investigación iría dirigida al posible desarrollo de la resistencia antimicrobiana a medio y largo plazo, el impacto de la eliminación de las aguas residuales que contengan estos productos y la posibilidad de que se desarrollen cepas resistentes en los efluentes.
En una de sus próximas reuniones, el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria decidirá sobre la propuesta. Los europarlamentarios ya han manifestado su oposición a la misma. En el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE, 21 estados también mostraron su recelo ante la propuesta. Dichos estados eran todos los de la U-27 menos Reino Unido, Polonia, Malta, Eslovenia, Eslovaquia y Lituania.
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