Tanto las vacas como los terneros precisan que se les proporcione el contenido de energía necesario con el fin de mantener una buena situación física y mejorar su productividad. En un estudio realizado por la Universidad Técnica de Virginia (EEUU), a terneros machos de raza Jersey se les proporcionaron cuatro posibles dietas: 1. un reemplazador lácteo con un 20% de proteína y un 20% de grasa (20:20), 2. un remplazador 29:16, 3. un reemplazador 27:33 o 4. leche entera.
Se observó que los terneros alimentados con 450 gr del reemplazador 20:20 por día tenían menos de un 4% de grasa corporal a las 5 semanas de edad comparado con el 8% de los terneros que se les alimentaba con leche entera o con el reemplazador con mayor contenidos de grasa. Si los terneros alimentados con el reemplazador 20:20 caen enfermos no tendrán suficiente reserva de grasa corporal para hacer frente a los mayores requerimientos de energía.
En cuanto a las vacas, una ingesta adecuada de energía tras el parto parece que afecta a la vaca a nivel folicular, de acuerdo con un experto de la Universidad de Florida. Si las vacas son alimentadas con una dieta con un mayor contenido en energía consiguen oocitos de mayor calidad y más rápidamente que las vacas alimentadas con una dieta de bajo contenido de energía. El número de oocitos también aumenta a medida que se incrementa la densidad de energía. La ingesta óptima de nutrientes tras el parto también juega un papel importante en la reducción del riesgo de enfermedades uterinas.
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