Una investigación australiana ha puesto de manifiesto que la proteína alfatoxina no es el factor clave de la enteritis necrótica, según se ha creído durante largo tiempo. Se ha detectado una nueva toxina, la NetB, que está relacionada con una elevada proporción de cepas virulentas de Clostridium perfringens, bacteria causante de la enfermedad. La investigación se ha llevado a cabo por la Universidad de Monash y el Centro de Investigación de la Commonwealth. Los resultados de la misma se han publicado en el journal PLoS Pathogens.
Se empezó a cuestionar a la alfatoxina como factor implicado en la enfermedad, cuando en una investigación se comprobó que cepas de la bacteria que causaban la enfermedad, producían bajos niveles de la toxina. Por ingeniaría genética se consiguieron bacterias que no producían la toxina, sin embargo, los aislados bacterianos todavía seguían causando la enfermedad, lo que demostró que el desarrollo de la enteritis necrótica en pollo no dependía de que C. perfringens produjera una alfatoxina funcional.
La enfermedad fue por primera vez descrita en 1961 y desde entonces, la alfatoxina siempre se ha considerado como el factor principal del origen de la enfermedad, si bien nunca se han obtenido pruebas definitivas. En consecuencia, durante los últimos 30 años, todas las vacunas desarrolladas se han basado en la asunción de que la alfa-toxina era la clave de la enfermedad.
La enfermedad está provocada por la bacteria Clostridium perfringens, que se encuentra en el suelo, polvo, deyecciones y en pequeñas cantidades, en el intestino de los pollos sanos. La bacteria solo causa la enfermedad cuando prolifera en número elevado, produciendo toxinas extracelulares que atacan a los intestinos de las aves, provocando lesiones.
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