La empresa canadiense Olymel, que es el segundo productor de porcino del país, tenía previsto cerrar su matadero de porcino localizado en Vallée-Jonction, en la provincia de Québec, por su falta de rentabilidad. Este matadero es el más importante de la provincia.
El cierre del matadero iba a suponer el despido de sus 856 empleados, los cuales tendrían serias dificultades para encontrar otro empleo, dado que el matadero es el principal empleador del pueblo Vallée-Jonction. Debido al problema social que esta medida representaba, se planteó la posibilidad de no cerrarlo pero a cambio de que se redujeran en un 30% los salarios que recibían los empleados.
Aunque inicialmente los representantes de los empelados rechazaron la propuesta, un referéndum llevado a cabo para votar la misma, dio como resultado que el 62,2% de los votantes aceptaban ganar menos para poder mantener su puesto de trabajo.
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