Cuando se proporciona grano de trigo o cebada a la dieta de los animales es recomendable que se analice, para ver si están contaminadas con micotoxinas procedentes del hongo Fusarium graminearum. Así lo recomiendan científicos de la Universidad de Dakota del Norte (EEUU). Lo más frecuente es que la toxina esté en el grano, pero análisis recientes han mostrado que la paja también puede estar contaminada, por lo que también debería analizarse.
Una de las micotoxinas más importante es el deoxynivalenol (DON), también conocida como vomitoxina, porque produce vómitos en los animales. Los expertos de la Universidad de Dakota del Norte no consideran aconsejable proporcionar el grano o la paja contaminada a vacas lecheras o cerdos, pero opinan que sí se podría dar a vacunos, ya que toleran concentraciones más elevadas de DON. No obstante, aconsejan que se sigan ciertas pautas.
Sugieren que los granos contaminados se mezclen en raciones con otros piensos y forrajes, que se aporte un suplemento ionóforo y se adicionen los granos en un proporción inferior del 50% de cualquier otra porción concentrada de la dieta. También recomiendan que se cambie lentamente el nivel de los ingredientes en las raciones, a lo largo de varios días, dejando el alimento disponible durante todo el tiempo o proporcionado varias comidas durante el día.
Los granos contaminados con vomitoxina no deberían proporcionarse durante el primer trimestre de la gestación o durante la cría. También hay que tener en cuenta que la toxicidad del alimento que contiene la vomitoxina puede incrementarse cuando otras micotoxinas, como aflatoxina y zearalenone están presentes.
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