Todo parece indicar, algunos ya se han encargado de hacerlo público a los cuatro vientos mientras que el propio gabinete de prensa de la Subdelegación del Gobierno en León no lo confirma, que el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez, otra vez, sólo se va a reunir con los suyos en el inicio del curso político.

COAG León lamenta que la invitación cursada hace más de 20 días por esta Organziación en el sentido de que el presidente acudiese a la Fiesta Campesina que prepara los días 3 y 4 de septiembre en Santa María del Páramo haya caído en saco roto en la complicada agenda del Zapatero, que si tiene tiempo para encontrarse con aquellos que le alaban y alagan.

El talante con el que llegó el Presidente a La Moncloa parece que se ha ido diluyendo como un azucarillo en el café. Las promesas de diálogo se han convertido, con el paso de los meses, en un monólogo del Gobierno con aquellos que les apoyan, dejando de lado a una parte muy importante del sector agrario.

El hecho de acudir a una invitación si y a otro no parece poner de manifiesto, en opinión de COAG León, que con esta actitud se están pagando favores prestados anteriormente. Algunos están sacando un buen rendimiento de sus abrazos con el presidente, obteniendo buenos privilegios para él y los suyos pero sin preocuparle el resto de los agricultores y ganaderos acuciados por problemas como la sequía, un gasóleo agrícola muy por encima de las 100 pesetas el litro y una reforma de la OCM del Azúcar que va a llevar a la ruina a más de 15.000 familias de Castilla y León. Quiazás el hecho de que no acudir a la invitación de COAG es consecuencia del temor a no cumplir la palabra dada el año pasado en el sentido de que la remolacha iba a ser una cuestión de estado.

Esta Organización considera que su invitación a José Luis Rodríguez Zapatero merecía por lo menos, como muestra de respeto hacia los agricultores y ganaderos que están destrás de las siglas y que no hay que olvidar votan, una respuesta. La callada como contestación no es un buen síntoma para aquellos que propugnan el diálogo y el talante como sello personal de su labor al frente de un Gobierno que no hay que olvidar es el de todos, no sólo el de los “amiguetes”. Si el Presidente no quiere ver al sector, quizás sean los profesionales los que tengan que acudir a verlo a él.

León, jueves, 1 septiembre 2005