La sostenibilidad medioambiental es una de las principales preocupaciones de la sociedad actual. En las últimas décadas el medio ambiente se ha deteriorado debido a la acción del hombre y en la actualidad gran parte de la cuenca mediterránea está gravemente amenazada por un uso intensivo e insostenible de los recursos naturales. La agricultura es una actividad indispensable para la producción de alimentos que precisa cada vez más la aplicación de técnicas capaces de asegurar esta sostenibilidad sin dejar de responder a la demanda social de producir más y mejores alimentos. Gracias a la investigación, hoy existen técnicas que permiten hacer compatible el mantenimiento de la productividad agraria y la mejora del medio ambiente. Una de esas técnicas es la agricultura de conservación, desarrollada en España por agricultores, técnicos y científicos preocupados por el uso racional y sostenible de los recursos naturales.
La aplicación práctica de la agricultura de conservación se basa en una disminución drástica (incluso supresión) del arado, que aún se realiza de manera intensiva en 16 millones de hectáreas de nuestro país. Al no realizar tareas de laboreo, queda sobre la superficie una cubierta vegetal con los restos del cultivo anterior. Lejos de afectar negativamente al suelo, esta cubierta lo protege frente a la erosión y lo nutre de modo natural. Además, fomenta la presencia de microorganismos y fauna, lo que ayuda activamente al agricultor a mejorar su cosecha, aunque no se perciba a simple vista.
La mejora de la estructura del suelo, unido al vegetal que permanece sobre él, hace que la eficiencia en el uso del agua sea una de las claves del buen comportamiento productivo de los campos sembrados en agricultura de conservación. Esta técnica puede suponer hasta el 10% de ahorro de agua, lo que es especialmente relevante en campañas como la actual, la más seca de los últimos 60 años. Por su parte, la contaminación de aguas, tanto en superficie como subterráneas, se reduce drásticamente al controlarse en casi un 90% el arrastre de suelo y consecuentemente los potenciales contaminantes adheridos a él.
Además de estos motivos, el medio ambiente agradece el empleo de las técnicas de conservación por el efecto mitigador del cambio climático que conllevan: se emite menos CO2 en la actividad normal agraria (menos gasto de combustible y eliminación de la quema de rastrojos) y se “captura” CO2 de la atmósfera, disminuyendo así el efecto invernadero y cumpliendo los beneficios promovidos mediante el vigente Protocolo de Kioto.
Para saber más sobre agricultura de conservación, visite www.aeac-sv.org
Nota: La Asociación Española Agricultura de Conservación / Suelos Vivos, en su X aniversario, manifiesta su compromiso de seguir trabajando por el mantenimiento y mejora de la agricultura y el medio ambiente, y en este marco se celebrará el Congreso Internacional de Agricultura de Conservación, organizado conjuntamente con la Universidad de Córdoba, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica de la Junta de Andalucía (IFAPA) y la Federación Europea de Agricultura de Conservación (ECAF). El evento tendrá lugar del 9 al 11 de noviembre de este año en Córdoba.
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