Bruselas 22 de marzo de 2005. De cara a la cumbre de primavera de los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE los próximos 22 y 23 de marzo que procederá a una revisión intermedia de la Estrategia de Lisboa, los Presidentes del COPA y de la COGECA, Sres. Peter GAEMELKE y Eduardo BAAMONDE piden que se dé un nuevo impulso a la Estrategia de Lisboa. En una carta, enviada hoy al Presidente del Consejo europeo, Jean-Claude JUNCKER, declaran que:
“El COPA y la COGECA reconocen la importancia de las metas y de los objetivos de la Estrategia de Lisboa para la sociedad europea en su conjunto y por supuesto, para cada uno de los sectores económicos. Para alcanzar dichos objetivos de forma general, cada sector económico tiene que brindar su propia contribución y desempeñar un papel activo.”
El COPA y la COGECA respaldan la idea de dar un nuevo impulso a este proceso, incluso con mayor hincapié en los elementos decisivos del proceso y con un enfoque operacional de la estrategia. La agricultura y la industria asociada, en particular, las cooperativas agrarias, representan empleos para 14 millones de personas en la UE 15 y se clasifican por tanto dentro de los sectores económicos más importantes de la Unión europea. Resulta difícil imaginar que el proceso de Lisboa pueda desembocar en un resultado positivo sin una contribución positiva de dicho sector.
Es de primera importancia que la agricultura y la industria asociada estén plenamente integradas en la Estrategia de Lisboa. Los objetivos económicos y sociales generales así como el objetivo de desarrollo sostenible son tan relevantes para este sector como para cualquier otro. El COPA y la COGECA consideran por tanto importante que cada nivel del sector agrario participe en las actividades de la estrategia de Lisboa, incluso en el partenariado para el cambio y el foro anual de evaluación de la agenda social que propone la Comisión Europea.
El sector agrario está seriamente afectado por los cambios aportados a la política agraria común y por los acuerdos comerciales alcanzados en el marco de la OMC. Todos los cambios apuntan en la misma dirección, una producción que siga las condiciones del mercado y el alineamiento de esas condiciones de mercado en la Unión europea sobre las del mercado mundial. Aunque a largo plazo, es exactamente a lo que la agricultura europea tiene que prepararse para afrontar los retos de la globalización en general.
En los nuevos Estados miembros, la agricultura está experimentando cambios aún más radicales con serias consecuencias sobre el empleo. Integrarse plenamente en esta estrategia implica que se tomen medidas concretas tanto a escala comunitaria como nacional y que se pongan a disposición los fondos presupuestarios suficientes para mantener un sector agrario sostenible en términos sociales y económicos, un sector que pueda contribuir a los objetivos de desarrollo económico y regional y de empleo que se marcaron en Lisboa.
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