La Agencia británica de Seguridad Alimentaria ha comprobado que los etiquetados de las carnes picadas que se venden en el Reino Unido no coinciden, en muchas ocasiones, con la realidad del producto al que describen. Una de las cuestiones que ha destacado es que muchas veces aparecen etiquetas que indican que la carne es «extra magra» o «super magra», que induce a confusión en el consumidor. Este espera que la carne con este etiquetado tenga menos grasa que la carne estándar y sin embargo, muchas veces no ocurre así.
En el muestreo realizado se tomaron 561 muestras de carne picada, tanto fresca como congelada. Se comprobó que el contenido de grasa en la carne picada es amplísimo, dado que puede oscilar de entre 1,9 g por cada 100 gramos a 32,3 gr /100 gr. También se comprobó que había muestras, etiquetadas como «extra» o «super» magras, que tenían más grasa que la carne denominada simplemente como magra. En 55 de 308 muestras que proporcionaban información nutricional, la muestra tenía más grasa que lo que decía la etiqueta.
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