Cuando la mayor parte de los países de la UE han decidido ya los grandes rasgos de las modalidades de aplicación de la nueva PAC, y en algunos casos también algunos de los detalles, en España existe, por una serie de motivos, un retraso considerable en la toma de decisiones. Debido a esto, existe una creciente inquietud en el campo, ya que hay en el campo una gran incertidumbre que afecta a decisiones sobre las labores y actividades de las inminentes siembras otoñales, así como a las compraventas de tierras y ganado.
En España lo único que se conoce por el momento es que el desacoplamiento no se va aplicar en la próxima campaña, 2005/2006, sin que se haya tomado decisión aun sobre su eventual aplicación en la 2006/20007 y en particular sobre si se va a aplicar o no un desacoplamiento parcial o total en los sectores en los que existe discrecionalidad para ello (herbáceos, ovino, vacuno y semillas).
El desacoplamiento de los herbáceos parece ser el asunto más controvertido, ya que parece que existe una mayoría de comunidades autónomas a favor de que permanezca acoplada la prima a la vaca nodriza y el 50% de la prima al ovino.
Existen argumentos a favor y en contra de una u otra opción en el caso de herbáceos:
– Para los intereses de los agricultores la opción más favorable es el desacoplamiento total, ya que permite la máxima libertad, incluyendo la opción de dejar de producir, cobrando lo mismo. No obstante, hay que recordar que los intereses particulares de los agricultores no tienen porque coincidir con los fines de las ayudas, con las que se pretende, al menos en teoría, mantener tejido social y actividad económica.
– La industria consumidora de cereales, oleaginosas y proteaginosas no es partidaria del desacoplamiento total, ya que supondría una menor producción nacional de granos en los que España ya es ampliamente deficitaria, debiéndose incrementar las importaciones. Por su parte los fabricantes de insumos (semillas, fertilizantes, etc) ven con preocupación la opción del desacoplamiento total, ya que entienden que promoverá el abandono de la siembra y la desprofesionalización del cultivo en un gran número de hectáreas, con la consiguiente pérdida de mercado para sus productos.
– Para las administraciones la opción del desacoplamiento total tiene el atractivo de que es mucho más simple, eliminando gran número de controles y trámites administrativos.
Aparte del retraso en la toma de decisiones políticas se ve con preocupación la aparente falta de ideas claras y consistentes a estas alturas del debate. En este sentido han causado estupor las declaraciones de la Consejera de Castilla-La Mancha, Mercedes Gómez, que afirma en un comunicado oficial que «la diferencia (entre el desacoplamiento total o parcial en cereales) es menor a dos pesetas por hectárea y eso no va a influir en que se dejen de sembrar cereales”. Obviamente la cifra que da la Consejera (dos pesetas por hectárea) es errónea y ridícula. Cabe pensar que se trate de una errata y hubiera querido decir dos pesetas por kilo, que es aproximadamente la parte acoplada de un 25% en zonas de bajos rendimientos, pero dos pesetas en kilo de cereal no es una cifra insignificante, sino una cantidad significativa que puede afectar de forma trascendental a que se siembren o no cereales en esas zonas.
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