Hace algunos años, la inseminación artificial y empezó a popularizarse y extenderse, sin embargo, recientemente la IA ha empezado a perder seguradores. La University of Wisconsin Healthy Farmers ha realizado un estudio para analizar la rentabilidad de la IA.
Donde recientemente se ha observado un descenso de fertilidad con la IA ha sido en las vacas lactantes. En explotaciones lácteas del Medio Oeste americano la probabilidad de que una vaca resulte preñada usando la IA es de un 35%, porcentaje que se dobla en el caso de tratarse de una novilla. El principal problema reseñado es la oportunidad de detectar la subida de temperatura del animal.
Para rebaños grandes, el estudio considera que la IA es igual o más eficiente que la inseminación natural. Los principales problemas detectados en la inseminación natural es que se pueden producir accidentes por suelos resbaladizos, suele haber muchas vacas para un mismo toro con lo que el macho tiene falta de descanso, un 10% de los toros son estériles o subestériles, el toro puede tener menos fertilidad si está sometido a estrés o una alimentación desequilibrada.
Realizando un análisis económico entre ambos sistemas, el estudio ha puesto de manifiesto que la IA proporciona una ventaja económica de entre 50 y 80 euros por vaca y año. Además, la IA evita las enfermedades venéreas, minimiza que se extiendan los defectos genéticos y favorece la determinación del nacimiento de los terneros.
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