En Norteamérica el mercado de materias primas para la alimentación animal lleva varios días especulando con la posibilidad de que EEUU y Canadá pudieran tomar medidas para restringir el uso de harinas de carne por los casos de EEB. La principal alegación que pone Japón, el principal cliente de EEUU de vacuno para continuar prohibiendo las importaciones es que se continúan permitiendo estas harinas.
De producirse alguna medida en este sentido se incrementaría la demanda de los productos alternativos especialmente de harinas de soja y de colza, lo que haría subir los precios de estos productos. Esto no sería una buena noticia para los europeos en lo que a los precios de los piensos se refiere. La actual carestía de la alimentación animal en la UE tiene dos aspectos: el alto precio de los cereales y también el alto precio de las proteínas, fundamentalmente harina de soja importada.
Los actuales precios de la soja por encima de los 8 dólares/bushel para el grano son los más altos desde hace años debido a la gran demanda internacional. El comprador europeo mitiga en gran parte estos precios con la fortaleza del euro frente al dólar, pero la situación monetaria podría cambiar y los precios podrían subir aun más si se prohibieran las harinas de carne.
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