Desde la aparición del primer y hasta el momento único caso de EEB en Canadá en mayo pasado, la Agencia canadiense de Seguridad Alimentaria ha aplicado algunas de las medidas establecidas en la UE, como el análisis de los animales sacrificados con más de 30 meses o la retirada de ciertos materiales especificados de riesgo. Sin embargo, la Agencia continua permitiendo el uso de de harinas de carne y hueso en la alimentación de los cerdos y de otros animales no rumiantes. Para la Agencia, no hay evidencia científica de que los cerdos puedan sufrir o transmitir la EEB.
El mayor productor de cerdos de Canadá, Maple Leaf, ha establecido que a partir del 1 de enero de 2004 no va a comprar cerdos que hayan sido alimentados con harinas cárnicas. Tan solo permite el uso de harina de sangre, plasma sanguíneo seco y sebo. La propia empresa ha indicado que esta medida no tiene base científica y que la ha establecido por una demanda de sus clientes, que son al fin y al cabo los que mandan.
Las sectoriales porcinas de las provincias canadienses de Alberta, Saskatchewan y Manitota no apoyan la decisión de Maple Leaf y consideran que es una medida estrictamente comercial pero que tiene un importante impacto en los costes de producción de los ganaderos. Estos costes se van a ver incrementados de forma cuantiosa y solo va a ser el ganadero el que asuma el incremento. Hasta el momento, ninguna otra empresa ha seguido la iniciativa de Maple Leaf pero no es descartable que en un futuro próximo puedan hacerlo.
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