La adición de la enzima fitasa en la dieta de los animales porcino podría reducir la concentración de fósforo en los purines excretados hasta en un 50%, reduciéndose también los olores de éstos. De esta forma, sería precisa menos superficie para la aplicación de las deyecciones. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por el Profesor David Baker de la Universidad de Illinois (EEUU).
Este descubrimiento se basa en que el fósforo que se les proporciona a los animales a través de los cereales y de la soja se encuentra en forma de fitato, la cual es difícilmente absorbible por el animal. En consecuencia cerca del 75% del fósforo que el animal ingiere es excretado.
La enzima fitasa actúa sobre el fitato transformándolo en una forma de fósforo disponible para el animal. Sin embargo, los cerdos carecen de dicha enzima, motivo por el cual es interesante aplicarla en la alimentación.
En el estudio realizado, se comprobó que utilizando en la dieta de finalización de los cerdos maíz de bajo contenido en fitato y un mayor contenido de fósforo inorgánico se conseguía reducir la excreción hasta en un 50%.
La adición de fitasa también consigue reducir la cantidad de fósforo en las deyecciones. La cantidad de reducción depende del tipo de dieta, de la cantidad de fitasa, del grado de reposición del fósforo inorgánico y de la concentración en la dieta del fósforo en relación con las necesidades del animal. Como norma general, la cantidad de fósforo que se reduce en la dieta es semejante a la reducción del fósforo en las deyecciones.
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