Durante la última década se ha observado la tendencia del mercado hacia productos alimenticios sanos, seguros, que promuevan el bienestar y se asocien a determinados estilos de vida; junto con el hecho de que su proceso de producción se atenga a la normativa medio ambiental. En el caso de los sistemas ganaderos, el objetivo actual y futuro sería la obtención de un producto de calidad dentro de un marco de sostenibilidad ambiental y económica.
Ambos objetivos descansan en ultima instancia en la alimentación animal. La composición de la dieta puede repercutir tanto en la calidad de producto como en el efecto que en el medio ambiente tiene el sistema de producción, de manera que podemos acercarnos a esos objetivos manipulando la composición general de la dieta.
Basándonos en el principio de que “somos lo que comemos” y trasladándolo a los sistemas de producción animal podemos suponer que cambios en la dieta estarán relacionados con cambios en la calidad de producto y en el impacto ambiental del propio proceso productivo. Es ampliamente conocido que la proteína vegetal es aprovechada de manera muy insuficiente por el animal dando lugar a la excreción de gran parte del nitrógeno al entorno. Así, para el ganado vacuno, la eficiencia en la conversión de la proteína vegetal a animal es inferior al 20% para la carne y 25% para la leche. Los ganaderos deberán considerar nuevos tipos de estrategias de alimentación que consideren los efectos a largo y corto plazo en el medio ambiente. Todo ello conduciría a sistemas agroambientales de alta calidad que conferirían mayor valor comercial a los productos derivados.
Un aumento en la eficiencia de producción de proteína animal, bien en leche o carne, implicaría un efecto positivo al disminuir la contaminación por nitrógeno en el entorno. Términos semejantes pueden mencionarse en lo que se refiere al P. Dicha gestión comprende tanto el adecuar la dieta alimenticia a las necesidades de la cabaña como el caracterizar los residuos ganaderos que se originarán. Estos son susceptibles de ser reutilizados por la propia explotación de manera sostenible, es decir, interfiriendo mínimamente en los ciclos de N, P y C.
En este sentido, el Departamento de Agrosistemas y Producción Animal ha dado comienzo al proyecto que tiene por objeto estudiar el efecto de distintas pautas de alimentación del ganado vacuno lechero sobre la calidad de la leche, la composición de las excretas, y su implicación en la emisión de gases de efecto invernadero (CO2, N2O y CH4). En estos momentos se está llevando a cabo el muestreo de un número representativo de explotaciones situadas en Bizkaia. Tras dichos muestreos se pretende evaluar los niveles de aprovechamiento de N y P de los diferentes manejos y niveles de producción. De este modo se podrán obtener pautas sobre las estrategias de alimentación más adecuadas para la obtención de productos de calidad y la minimización del impacto medioambiental de los sistemas ganaderos.
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