Las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en la obtención de bioplásticos y biocombustibles varían según cual sea la materia prima a partir de la cual se obtienen. Todos los biopláticos obtenidos de remolacha azucarera (y especialmente el bioplástico biodegradable de poliácido láctico o PLA) reducen en un 65% las emisiones en comparación con los plásticos derivados del petróleo. Los investigadores de la Universidad de Wageningen y de Utrecht (Holanda) han realizado un estudio pionero que compara aspectos de sostenibilidad de bioplásticos y biocombustibles obtenidos a partir de cinco diferentes cultivos y a su vez, estos resultados se han comparado con los de productos similares procedentes de la industria petroquímica.
Los cinco cultivos analizados son trigo, maíz, remolacha azucarera y hierba de miscanthus cultivados en Holanda y caña azucarera del Brasil. En el estudio se ha utilizado el análisis del ciclo de la vida para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía fósil. La evaluación de sostenibilidad cubre todo el proceso de producción, desde la siembra, transporte y procesado. La evaluación también ha tenido en cuenta el uso y no-uso de las materiales residuales, tales como la paja del trigo o la pulpa de remolacha como posibles fuentes de energía.
Los resultados han mostrado que cualquiera que sea el cultivo usado para la obtención de bioplásticos se consigue una reducción de las emisiones en comparación con los plásticos derivados del petróleo.
Entre los cinco cultivos, en la producción de biopolietileno en Holanda en comparación con la producción de polietileno petroquímico, las mayores reducciones de emisiones por tonelada de producto se consiguen con trigo, maíz y hierba miscanthus, siempre que los materiales residuales obtenidos de la producción del biopolietileno se transformen en energía.
Sin embargo, hay que tener en cuenta dos cuestiones. Por un lado, que para obtener una tonelada de azúcar fermentable de los tres cultivos anteriores se precisa mucha más superficie que para obtenerla de la remolacha azucarera. Para generar una tonelada de biopolietileno se precisan 0,31 ha de remolacha mientras que son necesarias 0,68 ha si el cultivo es trigo. En Holanda, donde la superficie es limitada es un importante factor a tener en cuenta.
Además, se necesita 2,5 veces más azúcar fermentable para producir biopolietileno que para producir acido polilactico (PLA). Por tanto, para producir la mayor cantidad posible de bioplástico en la menor superficie posible, la opción más económica es el PLA obtenido de remolacha azucarera en comparación con plástico fósiles a base de Politereftalato de Etileno (PET).
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.