Hasta el momento solo está sembrado en torno a un 25% de la superficie de patata en Castilla y León, debido a la paralización de las siembras provocada por las abundantes lluvias.  Se espera que en los próximos días, el suelo se oree y se pueda reiniciar las siembras. Este reinicio va a ser escalonado, porque los terrenos más fuertes van a necesitar más tiempo para que se pueda entrar en las parcelas.

La superficie sembrada se encuentra en buenas condiciones y no se aprecian pudriciones. El agricultor está animado a sembrar dado que están asegurados los riegos. Se baraja que este año se puedan llegar a las 20.000 ha, lo que supondría un aumento por encima de 1.000 ha con respecto a la campaña pasada, en la que se sembraron 18.900 ha.

En cuanto a la previsión de rendimientos, se espera llegar a 45-50 t/ha si la meteorología acompaña. La campaña pasada se llegó a un rendimiento medio en torno a las 43 t/ha. Por tanto, el aforo para esta campaña llegaría a 900.000-950.000 t.

Las siembras andan atrasadas en torno a una veintena de días. Otros años, por estas fechas ya se habría acabado de sembrar en Valladolid, Segovia y Salamanca, y se estaría sembrando la zona de Palencia y León. Este retraso en las siembras se va a notar en la recolección. Habitualmente, el grueso de la patata se recoge en Castilla y León en julio y primera quincena de agosto. Esta campaña, este grueso se va a desplazar a la segunda quincena de agosto y septiembre, lo que va a beneficiar al agricultor. En septiembre, las temperaturas ya han bajado mucho, por lo que la patata se conserva bien en el suelo, a diferencia de lo que ocurre en julio, por lo que el agricultor no va a estar tan apurado en tener que recolectar la patata y va a poder ir sacándolas de manera más paulatina, evitándose los cuellos de botella.

En otro orden de cosas, se ha apreciado que la distribución está introduciendo la patata Agria. Se trata de una patata de buena conservación e ideal para frita.