El pasado jueves se conoció la sentencia del Tribunal de Justicia de Luxemburgo sobre el recurso que Bayer, junto a Syngenta y otras asociaciones presentaron por la restricción que la Comisión Europea introdujo en 2013 al uso de tres materias activas (tiametoxam, clotianidina y imidacloprid).
La empresa Bayer se ha mostrado muy decepcionada por esta sentencia ya que esperaban un resultado favorable, según ha avanzado Richard Borreani, Director de Políticas Agrícolas y Relaciones Institucionales. La compañía inició acciones legales contra las restricciones establecidas a los neonicotinoides por entender que no había una base legal que amparara dicha restricción. Para que las empresas puedan invertir en el desarrollo de nuevos productos es necesario contar un marco regulatorio predecible. Por ejemplo, el dictamen de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que usó la Comisión Europea para introducir las restricciones está basado en una guía que no ha sido aprobada por los Estados miembro.
Para Borreani, la inseguridad del marco reglamentario que hay actualmente desincentiva el lanzamiento de nuevos productos, ya que la investigación de una nueva materia activa le supone a cualquier empresa, un gran esfuerzo, tanto económico como de tiempo (se tarda una media de 10 años entre que se inicia la investigación y se comercializa el producto).
Según un estudio realizado por la consultora Philip McDougall, el desarrollo de una nueva molécula fitosanitaria necesita una inversión media de entre 250 y 300 millones de dólares.
Desde la publicación de la sentencia hay un plazo de 2 meses para poder recurrirla. La compañía está estudiando cual será su forma de proceder. No considera que este dictamen del Tribunal ratifique la aprobación hace apenas 3 semanas de una segunda restricción de uso de estos tres neonicotinoides, porque se trata de usos distintos. No obstante, será un factor que Bayer tendrá en cuenta cuando se analice si se recurre o no la sentencia emitida.
Bayer sigue apoyando la investigación sobre neonicotinoides. Hace unos días se presentó el estudio “Viabilidad de colonias de abejas melíferas expuestas a girasoles nacidos de semillas tratadas con los neonicotinoides tiametoxam y clotianidina” llevado a cabo por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y las Universidades de Córdoba y de Almería, cuyo resultados mostraban que no se han encontrado diferencias significativas entre colonias de abejas expuestas a girasoles tratados con neonicotinoides y aquéllas no expuestas a estos tratamientos
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