Peter Sisseck, enólogo y factotum de la bodega Pingus, que elabora uno de los vinos más afamados del mundo, ha señalado a Coag Informa, que los importadores de vino estadounidenses comienzan a perder dinero porque no pueden atender muchos de los pedidos de sus clientes. Por tal motivo están manteniendo reuniones con congresistas americanos y con el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para intentar que se suavicen las condiciones de los aranceles impuestos por el país norteamericano a algunos alimentos europeos, entre ellos, el vino, para “contestar” a las ayudas de la Comisión Europea a la industria aeronáutica.

Peter Sisseck dice que “los consumidores norteamericanos, sobre todo los más exigentes, valoran mucho el vino europeo”, por lo que no aceptan de buen grado las subidas de precios o el propio desabastecimiento que pudieran sufrir debido a los aranceles. “O pagamos bien la uva o nos cargamos el viñedo”, dice el bodeguero más puntuado por la biblia del vino, la Guía Parker.
Sisseck es consciente de que el viñedo es uno de los más singulares y valiosos patrimonios socioeconómicos y culturales de Castilla y León. No en vano, de él emana un tejido industrial ejemplar con más de 1.000 millones de euros en ventas y cerca de 20.000 empleos, y de él han salido algunos de los mejores vinos del mundo. Pues bien, según este danés autor del Pingus, conservarlo y enriquecerlo o, por el contrario, malograrlo solo depende de una cosa: el precio de la uva.
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