Los cambios de uso de la tierra y su sobreexplotación ha sido determinante en el descenso de la biodiversidad, que se traduce, según el último informe de la FAO ‘El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura en el mundo’ en un escenario en el que sólo 9 de las plantas que se cultivan para obtener alimentos acaparan el 66% de la producción agrícola mundial y donde ecosistemas como bosques, pastizales o humedales menguan y polinizadores desaparecen.
Este círculo se cierra afectando, de nuevo, a quienes se dedican a la agricultura, puesto que el descenso de biodiversidad provoca mayor vulnerabilidad de los cultivos a las plagas, erosión, pérdidas de suelo y mayor gasto en fertilizantes y pesticidas.

Diverfarming, como herramienta hacer frente a este escenario apocalíptico, propone apostar por la diversificación de cultivos y la reducción del uso de insumos como estrategia para recuperar la biodiversidad, la fertilidad del suelo y disminuir el gasto en recursos externos, de manera que tanto el medioambiente como la calidad de vida de los agricultores sean sostenibles a largo plazo.
En el paso previo para conseguir el cambio de paradigma en la agricultura europea, se establecen 25 terrenos experimentales en 6 países europeos donde se ensayan los sistemas diversificados más adecuados para cada cultivo, región y clima.
En Andalucía, el investigador del Departamento de Química Agrícola y Edafología de la Universidad de Córdoba Luis Parras es el encargado de gestionar el ‘caso de estudio 4’: un olivar tradicional con problemas de cárcavas y pérdida de suelo. Junto con los investigadores Beatriz Lozano y Manuel González del grupo SUMAS Research del mismo departamento se ensayan las estrategias posibles para recuperar el terreno y la rentabilidad de este olivar y, posteriormente, poder extrapolar estas formas de hacer al resto del sector olivarero andaluz.
Tras estudiar las características del suelo y del cultivo y sondear a los agricultores del sector, se han seleccionado tres cultivos para cubrir las calles del olivar: azafrán, mezcla de arveja (veza) y avena y lavanda. La comercialización del azafrán como producto ‘gourmet’, de la arveja y avena como alimentación para ganado y de la lavanda como base para aceites esenciales y cosmética, permite a los agricultores que diversifiquen su olivar contar con una segunda renta y tener asegurada al menos una de las cosechas.
Para solventar la alta erosión de estos terrenos y la baja cantidad de materia orgánica de los suelos desnudos se apuesta por técnicas de manejo como la inclusión de cubiertas vegetales entre las calles del olivar, el no laboreo y la incorporación de restos de poda. De esta manera, a la par que se busca recuperar la fertilidad del suelo y, por tanto, su productividad, también se reducen los costes derivados del uso excesivo de fertilizantes o plaguicidas.
Para compartir conocimiento y conseguir que el proyecto llegue al mayor número de usuarios finales posibles, la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la Universidad de Córdoba coordina la estrategia de comunicación y diseminación y, actualmente, trabaja en la creación de una comunidad de agricultores y agricultoras que repliquen este sistema, que cuida del planeta y asegura la sostenibilidad de sus vidas.
Buenos días
Me gustaría recibir información sobre este tema.
En castilla la mancha zona con baja pluviometria, seria posible?
Estaria interesado en formar parte de este proyesto.