La Unión recuerda los serios problemas de rentabilidad que lleva atravesando el sector cerealista durante los últimos años, en especial ligados a los precios percibidos por los productores, que se mantienen con valores constantes desde hace más de 20 años. Por ejemplo, el trigo en 1998 se pagaba a 27,5 pesetas, mientras que en 2020 se paga a 33,5 pesetas y, sin embargo, la barra de pan que entonces costaba 45 o 50 pesetas, hoy lo hace entre 120 y 150 pesetas de media. Lo mismo ocurre con la cebada (21,9 ptas. en 1998 y 26,3 ptas. en 2020) y el maíz (24,3 ptas. en 1998 y 29,7 ptas. en 2020), con subidas mínimas e incomparables a los incrementos de los costes de producción. “Ningún sector económico sigue vendiendo a precios de hace 20 años, salvo en el agrario, como está pasando con los cereales” lamentan desde LA UNIÓ.
Insiste LA UNIÓ en que los cerealistas no pueden asumir más bajadas de precios y piden soluciones al Gobierno para no verse obligados a vender por debajo de coste. Con las modificaciones aprobadas por el Gobierno en la Ley de la Cadena Alimentaria, estos precios deberían estar en todo caso por encima de los costes de producción. Pone en evidencia las presiones que cerealistas de trigo y cebada estarían sufriendo ya para formalizar contratos de venta de 170€/t. y 150 €/t. respectivamente para los próximos meses, cuando en Navidad se pagaban a 200 €/t. y 180 €/t., lo que LA UNIÓ considera intolerable y dañino para los productores.

A esta crisis continua de precios, favorecida por la especulación de las grandes corporaciones en los mercados internacionales, habría que añadirle los continuos recortes que se vienen sucediendo en la PAC en las últimas reformas y la nueva propuesta de la Comisión de recortar un 13% su presupuesto para el periodo 2021-2027, lo que puede hacer que muchas explotaciones cierren sus puertas por falta de rentabilidad y España tenga que incrementar las importaciones de cereales, con el consecuente impacto en el precios de los alimentos y en el medio ambiente.
A los bajos precios habría que añadirle los continuos recortes que se vienen sucediendo en la PAC. La organización recuerda la elevada dependencia que tienen las explotaciones cerealistas de las ayudas PAC, que representan el 52,3% de su valor añadido neto, muy por encima de la media del 25,4% del resto de producciones .
Previsión de cosecha
Con los datos recabados en el conjunto de zonas productoras de la Comunitat Valenciana, La Unió estima un aumento generalizado del 25% de producción de cereales en relación a la anterior, año en el que la cosecha fue muy irregular por la sequía y las tormentas de algunas zonas. Se esperan así unas 54.000 t, que la situarán en parecidas cifras a la campaña de 2018.
Esto es una ruina no hay quien lo arregle
las grandes multinacionales sigue con sus politicas, con grandes beneficios
y nadie hace nada al respecto
esto es como los bancos a las grades empresas dinero barato y ha los autonomos nada
tendria que venir otra guerra para arreglarlo
hambre y miseria
Los intermediarios tienen su margen de ganancia si pagan barato los cereales mueven menos dinero 0ara pagar y ganan su margen de ganancias con muchos kilos.. El agricultor gana poco con sus kilos y el intermediario gana mucho con muchos kilos… El año bueno es para el ladrón y que se joda el agricultor. Esto no cambia
LO HARINA ES UNA MATERIA PRIMA MAS DEL PAN…PERO NI MUCHO MENOS LA UNICA.
ENERGIA/TRABSPORTE/SALARIOS/ALQUILERES y DEMAS GASTOS QUE LE PUEDAS IMPUTAR A UNA BARRA DE PAN SE HAN MULTIPLICADO POR 5 EN ESTOS ULTIMOS 20 AÑOS…COMO POCO.
Entiendo lo que dices, pero entiende también que ese aumento de gastos a los que te refieres también lo tenemos los agricultores (salarios, energía, maquinarias semilla, abono ….) pero a nosotros no se nos ha triplicado el precio del cereal
Si, es verdad, pero al agricultor siempre «garrotazo y ya tapañarás», y venga que hay faena. 🙂
Dejar de producir un año y que se hunda todo el circuito de los que viven de nuestro esfuerzo,gerentes y sindicatos incluidos
Hay que mirar el contexto donde se desarrolla el negocio de los alimentos y concretamente de los cereales.La globalización a echo que no seamos autosuficiente en casi nada y la pandemia lo a demostrado. Dependemos totalmente del mercado internacional y de la competencia entre grupos de interés. Volviendo al origen de la noticia, el trigo no es el único elemento que marca el precio del pan. Para poner precio a un producto hay que hacer un cálculo de costes y la fabricación de pan genera unos costes de luz que cada día están a la alza y lo mismo ocurre con los impuestos ( no el IVA del producto que está en un 4% y un 10 % en panes especiales) cada día surgen impuestos y costes nuevos ya sean de carácter sanitario , mercantiles o indirectos. Cuando el pequeño fabricante aplica el incremento en el producto , ya sea por qué los números no cuadran al realizar el balance anual o bien por qué el día a día ves el desequilibrio entre gastos y entradas, muchas veces ya es demasiado tarde porque el desfase es tan grande que la empresa a entrado en déficit financiero.