Los precios mundiales de los alimentos subieron por primera vez en junio desde el comienzo del año, debido a un repunte de las cotizaciones de los aceites vegetales, azúcar y productos lácteos. Sin embargo, en los mercados de los cereales y la carne, la mayoría de precios siguieron bajo presión a la baja en medio de la incertidumbre que plantea la pandemia de COVID-19., de acuerdo con el índice de precios de los alimentos de la FAO.
El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO aumentó un 11,3 por ciento en junio, tras haber disminuido durante cuatro meses consecutivos. El repunte refleja sobre todo un fuerte aumento de los precios del aceite de palma por la recuperación de la demanda mundial de importaciones, tras el alivio del confinamiento relacionado con la COVID-19 en varios países, y la preocupación por posibles caídas de la producción en medio de una prolongada escasez de mano de obra migrante. También subieron las cotizaciones de los aceites de soja, girasol y colza.

El índice de precios del azúcar de la FAO aumentó a su vez un 10,6 por ciento en junio con respecto al mes anterior. La subida de los precios del petróleo brindó un fuerte apoyo a los mercados del azúcar, alentando a los ingenios azucareros del Brasil a utilizar más suministros de caña de azúcar para producir etanol, lo que afectó a la disponibilidad y los precios de las exportaciones de azúcar.
El índice de precios de los productos lácteos de la FAO subió un 4,0 por ciento con respecto a mayo, lo que supone el primer aumento tras cuatro meses de bajadas sucesivas. La renovada demanda de importaciones de suministros puntuales -en especial del Oriente Medio y Asia oriental-, junto con la disminución estacional de los suministros en Europa y la limitada disponibilidad de suministros no comprometidos en Oceanía, sustentaron los recientes aumentos de precios.
El índice de precios de los cereales de la FAO bajó un 0,6 por ciento respecto a mayo. La presión a la baja sobre los precios del trigo en junio se debió en parte a las nuevas cosechas en el hemisferio norte y a la mejora de las perspectivas de producción en varios de los principales países exportadores, incluida la región del Mar Negro.
Por su parte, el índice de precios de la carne disminuyó igualmente un 0,6 por ciento desde mayo, quedando en un promedio del 6,0 por ciento por debajo de su valor de junio de 2019. Los precios de la carne de bovino y de aves de corral bajaron, debido en gran parte al aumento de las disponibilidades para la exportación en las principales regiones productoras, mientras que los de la carne de porcino registraron un ligero aumento, sobre todo en Europa, en previsión de una mayor relajación de las restricciones del mercado provocadas por la COVID-19.
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