La Alianza UPA-COAG viene denunciando reiteradamente que los ataques al ganado no cesan y día sí y día también se ceban con sus explotaciones generando cuantiosísimas pérdidas. Las organizaciones denuncian que el Ministerio y Consejería de Medio Ambiente se desentienden del problema, enzarzados en su particular guerra política de desgaste. Castilla y León registra un ataque de lobo al ganado cada tres horas.
Por este motivo, COAG y UPA trabajan en la elaboración de un calendario de actos de protesta en las próximas semanas, con las que pretende conseguir la simplificación del procedimiento de extracción de ejemplares especialmente conflictivos, el control de las poblaciones de lobo y unas indemnizaciones que compensen íntegramente todos los daños ocasionados, de manera ágil y justa.
La semana pasada, la organización en Ávila denunciaba nuevos ataques de lobos en terrenos del Puerto de Navalmoral de la Sierra. Unos días después, ganaderos de la comarca soriana de Tierras Altas se reunían con nuestra organización para denunciar lo insostenible de su situación por los continuos ataques que están sufriendo. Más recientemente, conocimos el caso de un ganadero de Codesal, en Zamora, que ha sufrido el tercer ataque desde los incendios del verano pasado. Se da la circunstancia de que en este caso la matanza de ganado se produjo en el interior de una parcela que cuenta con todas las medidas preventivas recomendadas: doble vallado de dos metros de alto coronado con alambre de espino, perros matines, cerca del núcleo de población. Medidas todas ellas que, según determinados colectivos, son suficientes para evitar los ataques… sobre el papel, ya que, sobre el terreno, todas estas medidas no han impedido que el depredador encontrara la forma de matarle una ternera, que se suma a otras más que ha perdido en las dos incursiones anteriores. Y hay más ejemplos de ello, que vienen a demostrar que solo las medidas preventivas no son suficientes, y que es imprescindible hacer una labor de control de las poblaciones de lobos.
Hoy, la situación resulta insoportable. Cuando un ganadero ha sufrido varios ataques en el rebaño, los animales muertos, los heridos que siempre mueren a pesar de los cuidados, los abortos, el trabajo para recuperar el estado anterior de la explotación, suponen un cúmulo de circunstancias que causa ansiedad, estrés, problemas de salud y un pensamiento constante en el abandono de la actividad. Abandono que en algunos casos ya se está produciendo.
Es por todo ello que desde la Alianza UPA-COAG dicen ¡basta ya! No van a seguir soportando durante más tiempo esta total falta de respuesta a un problema que se agranda a la vez que crecen las manadas de lobos por la sobreprotección jurídica de la que gozan desde que el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO), despreciando la opinión de los ganaderos y de las consejerías de las comunidades autónomas que albergan el 90 por ciento de los lobos de este país, los incluyera en el LESPRE.
Las organizaciones consideran que la Consejería de Medio Ambiente tampoco puede escudarse en este hecho para desentenderse de sus propias responsabilidades y dejar “en terreno de nadie” a los ganaderos. La Junta de Castilla y León tiene legitimidad para reclamar al Ministerio el dinero consignado para prevenir y compensar los daños que ocasione el lobo, pero también tiene competencias para actuar y desarrollar legislación propia, disponer de recursos o buscarlos.
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