La Comisión Europea autorizó ayer dos nuevos cultivos genéticamente modificados, uno de maíz y otro de algodón, y renovó la autorización de dos maíces genéticamente modificados destinados al consumo humano y animal.
Las decisiones de la Comisión sólo permiten la importación de estos cultivos genéticamente modificados para su uso en alimentos y piensos, pero no su cultivo en la UE. Estos cultivos han sido sometidos a un completo y riguroso procedimiento de evaluación, que garantiza un alto nivel de protección de la salud humana, animal y del medio ambiente. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido una evaluación científica favorable concluyendo que estos cultivos modificados genéticamente son tan seguros como sus homólogos convencionales.
Las autorizaciones y renovaciones tienen una validez de 10 años y cualquier producto procedente de estos cultivos genéticamente modificados estará sujeto a estrictas normas de la UE sobre etiquetado y trazabilidad. La Comisión tenía la obligación legal de decidir sobre estas autorizaciones después de que los Estados miembros no lograran alcanzar una mayoría cualificada a favor o en contra de la autorización en el Comité Permanente y en el posterior Comité de Apelación.
Qué lástima que se haya normalizado esta noticia tras 25 años sin aprobar nada para el cultivo. Ya, ni siquiera se explica qué se ha aprobado, pero todo el mundo da como normal que en Europa se pueda importar pero se prohíba producir con unas herramientas, los organismos modificados genéticamente, que están disponibles para agricultores de terceros países, pero prohibidos para los europeos, mermando su competitividad.
25 años sin un sólo caso de falta de seguridad alimentaria o medioambiental. 25 años sin dar acceso a los agricultores europeos a las mismas herramientas que manejan con normalidad agricultores de otros países terceros, pero eso sí… autorizando a que se importen esos productos de aquellos países. Una batalla ideológica ampliamente ganada por goleada por los grupos autodenominadnos «ecologistas» que hicieron suya la bandera de la oposición a los OMG, pero que en realidad, lo que hicieron fue favorecer el uso de pesticidas que podrían haberse evitado con los OMG.
Vivimos en esa Europa en la que a los políticos se les llena la boca de halagos al uso de la ciencia, pero se olvidan que la biotecnología agrícola en Europa sigue estancada en 1998… es como si siguiéramos usando Windos 98 en los ordenadores hoy, en la época de la inteligencia artificial y el ChatGPT…