Se prevé que la campaña 2024/2025 marque una recuperación en la producción de arroz, después de dos años complicados que dejaron cifras históricamente bajas debido a las restricciones de agua y otros factores adversos. Según la FCAC, esta temporada podría acercarse a niveles de normalidad, gracias a unas mejores condiciones hídricas y climáticas.

En 2023, la sequía llevó a la campaña más baja de las últimas dos décadas, con solo 108.827 toneladas de arroz cosechadas, según datos provisionales del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARPA). En 2022, aunque la producción también fue baja, no alcanzó niveles tan extremos. Para este año, las condiciones han mejorado, y ya se ha cosechado el 85% del arroz de la variedad Bomba, que presenta rendimientos más bajos y es particularmente vulnerable al hongo Pyricularia. Ahora, comienza la recolección del resto de variedades, siendo JSendra la más predominante en Cataluña.

Aunque persisten problemas en la gestión de malas hierbas y algunas áreas han sufrido daños por el hongo Pyricularia y el caracol manzana, las mejoras en la regulación del agua han permitido una menor infestación en los campos. Esto, sumado a unas temperaturas favorables durante el verano, augura una cosecha con rendimientos habituales, algo que no se veía en años recientes.

La superficie de cultivo de arroz en Cataluña se ha mantenido estable en torno a las 20.800 hectáreas en esta campaña, una cifra similar a la media de los últimos cuatro años. Las cooperativas de la FCAC producen el 68% del arroz catalán, consolidándose como un actor clave en el sector. Durante el mes de octubre, la federación tiene previsto publicar las cifras definitivas de producción.

La recuperación de la producción arroja optimismo en el sector, tras años marcados por la incertidumbre hídrica y los elevados costes derivados de las dificultades agronómicas.