El año 2024 cerró como uno de los más difíciles para el sector agrario, marcado por tres grandes problemas: la falta de agua y una sequía cada vez más estructural, los bajos precios en origen y un profundo desequilibrio en la Cadena Alimentaria, además de las políticas europeas que, según los agricultores, priorizan intereses medioambientales frente a la rentabilidad agraria. Estos factores, combinados, han dejado un panorama desalentador para agricultores y ganaderos.

Cítricos
El sector citrícola fue uno de los más afectados. La crisis del limón en la Vega Baja alicantina, responsable del 65% de la producción provincial, dejó 150.000 toneladas sin recoger, un 30% de la cosecha total. Los precios en origen, entre 0,10 y 0,15 €/kg, no permitieron cubrir costes, llevando a un escenario de pérdidas masivas.
Por su parte, la campaña de naranja vivió dos momentos muy diferenciados: una primera mitad razonable y una segunda desastrosa, con una caída del 40% en los precios en origen, mientras el consumidor seguía pagando precios elevados.
ASAJA Alicante reclama medidas urgentes, como contratos de campaña con precios estables y rentables, y mayor vigilancia para asegurar el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria. Además, exige la creación de un observatorio de costes para garantizar precios justos y transparentes.
Importaciones y plagas
La competencia desleal derivada de las importaciones de países como Egipto y Sudáfrica, cuyas exportaciones de naranjas aumentaron un 319% y un 45% respectivamente, agrava la situación. La entrada de plagas como el trips sudafricano ha causado estragos en cultivos de cítricos, uva y granada.
ASAJA también alerta sobre el impacto del acuerdo UE-Mercosur, que permitirá la entrada de cítricos y zumo concentrado de Sudamérica sin aranceles. Este escenario podría afectar gravemente a la competitividad de los productos nacionales.
Sequía
La sequía sigue devastando los cultivos de secano en Alicante. La falta de lluvias y las altas temperaturas han reducido calibres, alterado floraciones y provocado mermas significativas en las producciones.
El cereal prácticamente desapareció en 2023/2024, y la uva de vinificación registró la cosecha más baja de la historia de la DOP Vinos de Alicante, con apenas 16 millones de kilos. El olivar alicantino también sufrió una caída del 51% en su producción, aunque ganó 570 hectáreas de superficie cultivada, desplazando a otros cultivos como cereales y cerezos.
La producción de almendra en la Comunidad Valenciana disminuyó un 33%, siendo la región con mayores pérdidas de España. En algunos casos, las explotaciones reportaron pérdidas del 100%. La cereza, un cultivo emblemático, también enfrentó dificultades, aunque las ayudas concedidas por factores climáticos en 2023 ofrecen un alivio temporal a los productores.
Ganadería
La ganadería tampoco quedó exenta de problemas. En febrero, se detectó un foco de lengua azul en Orihuela, lo que obligó a vacunar a más de 55.000 animales ovinos y bovinos en Alicante.
Además, los ganaderos enfrentaron inestabilidad en los precios de la leche, altos costes de producción y el impacto de la guerra en Ucrania. ASAJA insiste en reducir la presión fiscal y eliminar trabas burocráticas para garantizar la sostenibilidad del sector.
Se subraya la urgencia de implementar políticas que garanticen la viabilidad de la actividad agraria. Entre las prioridades están la estabilización de precios, el cumplimiento de las normativas, la reciprocidad en estándares de producción y un apoyo decidido para combatir los efectos de la sequía.
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