La campaña de la aceituna de mesa en Andalucía llega a su ecuador con las variedades manzanilla y gordal prácticamente cosechadas y los patios de fermentadores trabajando a pleno rendimiento. Según el sector, la recolección avanza al ritmo que permite la escasa disponibilidad de mano de obra y la capacidad de los frutos para mantenerse verdeables.
En estos momentos, la actividad se concentra en la recogida de la variedad hojiblanca, que sigue pendiente de las lluvias. Si se registraran precipitaciones en los próximos días, podría asegurarse una segunda campaña, como ocurrió el año pasado. En caso contrario, el verdeo concluirá en pocas semanas.
La falta de lluvias y las temperaturas anómalas han obligado a revisar a la baja las previsiones de producción. Mientras que el aforo inicial del sector, a comienzos de septiembre, estimaba una cosecha de 564.000 t, el último ajuste reduce la cifra a 498.000 t verdeables, lo que supone un 7% menos que en la campaña anterior.
Un clima extremo que compromete la rentabilidad
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha confirmado que el verano de 2024 ha sido el más cálido de la serie histórica, con un otoño prácticamente ausente. Las temperaturas diurnas han superado los 30 ºC y las nocturnas no han bajado de los 20 ºC en la mayoría de las zonas productoras, alterando el desarrollo normal del fruto del olivo.
Estas condiciones han afectado tanto a la cantidad como a la calidad de la aceituna, reduciendo la rentabilidad de los productores. El 60% del olivar andaluz es tradicional y de secano, por lo que la falta de recursos hídricos agrava la situación de vulnerabilidad del sector.
El sector olivarero insiste en que revertir esta situación pasa por garantizar la disponibilidad de agua y por aplicar políticas efectivas de gestión hídrica, modernización y reestructuración del olivar. Sin ello, advierten, muchas explotaciones corren riesgo de abandono.
Aranceles en Estados Unidos: siete años de bloqueo comercial
En el ámbito de la comercialización exterior, el sector recuerda que desde 2018 las exportaciones de aceituna negra española a Estados Unidos están gravadas con aranceles antidumping y antisubvención, impuestos por considerar que las ayudas de la PAC otorgaban una ventaja competitiva a las empresas españolas frente a la industria californiana.
Inicialmente, los aranceles fueron del 35%, reducidos después al 31%, pero en agosto se sumó un nuevo arancel del 15%, impuesto por la administración estadounidense, que continúa afectando gravemente a las exportaciones.
Antes de la aplicación de estas medidas, España representaba cerca del 75% de las importaciones estadounidenses de aceituna negra. En la campaña 2024/25, su cuota ha caído al 24%, mientras que Egipto, Marruecos y Portugal —no sujetos a estas tasas— concentran el 62% del mercado.
Según el California Table Olive Probability Survey Report del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la producción propia californiana en 2025 se estima en 44.000 t, un 10% menos que la del año anterior, lo que demuestra que los aranceles no han mejorado la competitividad de la industria local.
El sector reclama la eliminación inmediata de las tasas
El presidente del consejo sectorial de Aceituna de Mesa de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Gabriel Cabello, ha reiterado que “la importación de aceitunas españolas no es la causa de la supuesta pérdida de competitividad de la industria aceitunera americana”.
Cabello subraya que las tasas “no han beneficiado ni a los productores estadounidenses ni al consumo interno de aceitunas”, y reclama al Ministerio de Agricultura y a la Comisión Europea “alcanzar los acuerdos necesarios para poner fin a esta situación”. Además, recuerda que la Organización Mundial del Comercio ya dictaminó que estos aranceles son ilegales y, además, “inútiles”.





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