Saber reconocer a tiempo la peste porcina africana (PPA) se ha convertido en una preocupación constante en muchas explotaciones tras los últimos focos detectados en Europa. Esta guía reúne las principales recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) para que ganaderos y veterinarios identifiquen los signos de alarma y sepan cómo actuar en la granja.
Signos que deben hacer saltar la alarma
La PPA puede presentarse con distintos cuadros clínicos, pero en general provoca un empeoramiento rápido del estado de los animales y un aumento anormal de la mortalidad. Entre los signos que deben llamar la atención en una explotación porcina se encuentran:

- Fiebre alta y persistente.
- Falta de apetito, apatía y debilidad general.
- Enrojecimiento o manchas oscuras en la piel, especialmente en orejas, patas y vientre.
- Dificultad respiratoria, tos o respiración acelerada.
- Diarrea, a veces con sangre.
- Vómitos y secreciones nasales u oculares.
- Hemorragias internas que pueden reflejarse en la piel o mucosas.
- Aumento repentino de las bajas en una o varias naves, sin causa aparente.
Estos signos no siempre aparecen todos a la vez, y pueden variar según la edad, el estado sanitario de los animales y la fase de la enfermedad. Por ello, más que buscar un síntoma aislado, es importante fijarse en los cambios bruscos de comportamiento, consumo de pienso y aumento inesperado de mortalidad.
Enfermedades que pueden confundirse con la PPA
Algunos cuadros de PPA se parecen a otras enfermedades porcinas que también causan fiebre y mortalidad, como la peste porcina clásica, el síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS) o la enfermedad de Aujeszky, entre otras.
Por eso, por muy orientativos que sean los signos clínicos, el ganadero no puede confirmar por sí mismo si se trata de PPA u otra enfermedad. La única forma de saberlo con certeza es mediante pruebas de laboratorio realizadas sobre muestras recogidas y enviadas por un veterinario.
Papel del veterinario y muestras para el laboratorio
Ante cualquier sospecha, el primer paso es contactar inmediatamente con el veterinario habitual de la explotación o con los servicios veterinarios oficiales. El profesional valorará los signos clínicos, el historial de la explotación y la mortalidad reciente, y decidirá si es necesario tomar muestras para descartar o confirmar la enfermedad.
En función del caso, el veterinario puede recoger:
- Sangre de animales vivos con signos.
- Órganos de animales muertos (bazo, ganglios linfáticos, pulmones, etc.).
- Hisopos y otros materiales según indiquen los protocolos oficiales.
Estas muestras deben manipularse con guantes, guardarse en recipientes adecuados, etiquetarse correctamente y enviarse rápidamente al laboratorio designado, siguiendo las indicaciones de bioseguridad para evitar cualquier riesgo de diseminación.
Qué hacer en la explotación si se sospecha PPA
Mientras se confirma o descarta el diagnóstico, es fundamental reducir al mínimo el movimiento de animales, personas y materiales dentro y fuera de la granja. La OMSA subraya varias recomendaciones básicas:

- Limitar las entradas y salidas de la explotación a lo estrictamente imprescindible.
- Impedir la entrada de visitantes no esenciales y registrar quién entra y sale.
- Evitar que los trabajadores visiten otras explotaciones porcinas durante al menos 48 horas si han estado en una granja sospechosa.
- No mover cerdos a otros cebaderos, centros de concentración o mataderos hasta recibir instrucciones de la autoridad competente.
- Aumentar las medidas de limpieza y desinfección en accesos, naves, vehículos y equipos.
- Gestionar adecuadamente los cadáveres, siguiendo la normativa vigente y las indicaciones de los servicios oficiales.
En caso de confirmarse un foco, serán las autoridades quienes establezcan las medidas de sacrificio, restricción de movimientos, limpieza y desinfección y el resto de medidas de control necesarias.
Cómo evitar que la PPA entre en la granja
Tanto la experiencia de los brotes ocurridos en distintos países como las recomendaciones de la OMSA coinciden en que la bioseguridad es la herramienta más eficaz para prevenir la enfermedad. Algunas medidas clave para las explotaciones porcinas son:
- No alimentar nunca a los cerdos con residuos de cocina o desperdicios que contengan carne o productos de cerdo.
- Mantener un vallado eficaz y evitar cualquier contacto entre los cerdos domésticos y los jabalíes.
- Establecer una cuarentena para los animales recién llegados, con una zona separada y control sanitario previo a su incorporación al resto del rebaño.
- Asegurar que todos los trabajadores y visitas conocen y cumplen las normas de higiene (cambio de ropa y calzado, lavado de manos, uso de pediluvios, etc.).
- Limpiar y desinfectar con regularidad los vehículos, herramientas y equipos que entren en contacto con los animales o las instalaciones.
- Controlar el acceso de cazadores u otras personas que hayan estado en contacto con jabalíes o explotaciones de riesgo.
Viajes, alimentos y objetos que pueden traer el virus
El virus de la PPA puede viajar escondido en productos cárnicos contaminados (embutidos, carnes curadas, restos de bocadillos), en ropa, calzado, herramientas y vehículos. Por eso, la OMSA advierte que los desplazamientos de personas son un factor de riesgo importante.
Algunas recomendaciones generales para ganaderos, trabajadores y sus familias cuando viajan son:
- No transportar carne ni productos de cerdo de zonas donde haya PPA, y respetar las normas de declaración en fronteras.
- No tirar restos de bocadillos o alimentos con carne de cerdo en áreas donde pueda acceder la fauna silvestre o animales de granja.
- Evitar visitar explotaciones porcinas en otros países o regiones, salvo que sea imprescindible y siempre siguiendo las normas de bioseguridad.
- Tras un viaje a una zona afectada, cambiar de ropa y calzado antes de entrar en la explotación y aplicar una limpieza y desinfección exhaustiva.
Estas medidas ayudan a reducir la probabilidad de introducir el virus en la granja y son complementarias a la vigilancia sanitaria diaria de los animales.
La detección precoz protege a toda la cadena
Saber cómo detectar la peste porcina africana y reaccionar con rapidez ante los primeros signos sospechosos es una responsabilidad compartida entre ganaderos, veterinarios y autoridades. La vigilancia diaria de los animales, la comunicación inmediata de cualquier sospecha y el cumplimiento estricto de la bioseguridad son las mejores garantías para proteger la explotación y evitar que la enfermedad se propague a otras granjas y zonas productoras.




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