“El método desarrollado permite la determinación simultánea de varias clases de residuos de antibióticos (macrólidos, tetraciclinas, quinolonas y sulfonamidas) en mieles”, explica a SINC Antonia Garrido, autora principal del estudio e investigadora responsable del Grupo de Investigación Química Analítica de Contaminantes de la UAL.
Para desarrollar el método, cuyos resultados se han publicado recientemente en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, los investigadores utilizan conjuntamente la cromatografía de líquidos de ultra eficiencia, una técnica que permite separar los componentes de la muestra, acoplada a espectrometría de masas, con la que se identifican simultáneamente hasta 17 antibióticos.
“El desarrollo de estos métodos multiresiduo es de gran utilidad ya que permiten con un solo análisis determinar la presencia de distintos grupos de antibióticos en una muestra”, destaca Garrido. Además, el tiempo del análisis cromatográfico es inferior a 10 minutos, “lo que posibilita su utilización en laboratorios de rutin”.
La investigadora recuerda que hoy la legislación europea establece una política de “tolerancia cero” respecto a la presencia de residuos de antibióticos en miel, por lo que métodos analíticos como el propuesto ayudan a determinar esos compuestos a los niveles más bajos posibles. La técnica desarrollada por los químicos de la UAL permite detectar concentraciones de entre 0,1 y 1 microgramos por kilo de miel, según el tipo de antibiótico.
Restos de antibióticos en la miel
Los investigadores han aplicado el método en el análisis de 16 muestras de miel, 11 tomadas en supermercados y 5 recogidas a diferentes apicultores particulares de Granada y Almería. Los resultados del estudio reflejan que en tres de las muestras quedaban restos de los antibióticos que se utilizan para tratar las enfermedades de las abejas.
Una de las muestras comerciales contenía 8,6 microgramos de eritromicina por kilo de miel, y en otra se detectaron trazas de sarafloxacina. Este antibiótico, junto a restos de tilosina, sulfadimidina y sulfacloropiridazina, también apareció en la miel de un apicultor, al que se informó de los resultados.
Garrido insiste en que las bajas concentraciones de antibióticos detectadas “no suponen un riesgo directo para el consumidor”, pero advierte de que el uso excesivo o indebido de estos productos veterinarios podría afectar a la seguridad alimentaria.
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