Un sensor que sirve para examinar el estado de un campo de maíz ha sido desarrollado por el Servicio de Investigación Agraria de EEUU (ARS). El dispositivo examina óptimamente el campo y determina donde hay más o menos, haciendo un mapa, que posteriormente se puede usar para aplicaciones fertilizantes de alta precisión, solamente donde hace falta y en la medida necesaria, lo que supone un ahorro en insumos y un mínimo impacto medioambiental.

El sensor va montado en el tractor y sus datos se combinan con un sistema de posicionamiento por satélite (GPS) asignándolos al sitio exacto de la parcela que corresponden. Consiste básicamente en un emisor y un receptor de infrarrojos que cuenta las plantas de las filas por las interrupciones del haz, distinguiendo las de maíz de las hierbas.