La industria brasileña del etanol está aumentando su uso de maíz como materia prima, desplazando parte del grano que antes se destinaba a la exportación. En la campaña 2024/25, se estima que el país procesará 18,3 millones de toneladas de maíz para producir etanol, lo que representa el 14,9% de la producción total de maíz del país, cifrada en 122,7 millones de toneladas. Esta cifra supone un incremento del 6% respecto al ciclo anterior, según datos del Instituto de Economía Agrícola de Mato Grosso y de la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab).
Hay que recordar que mientras que en Estados Unidos, la mayor parte del etanol se produce a partir de maíz, en Brasil, el principal origen es la caña de azúcar. Sin embargo, el número de plantas de etanol que utilizan maíz como materia prima está aumentando en Brasil. Actualmente, Brasil cuenta con 25 plantas de etanol de maíz en operación y 15 más en construcción, concentradas principalmente en Mato Grosso, Goiás y Mato Grosso do Sul. Estas instalaciones incluyen fabricas azucareras adaptadas, plantas híbridas y plantas dedicadas exclusivamente al procesamiento de maíz.
El aumento del consumo interno está impulsado por la expansión de las plantas de etanol en el Centro-Oeste brasileño, donde el maíz de segunda cosecha —safrinha— ha ganado protagonismo, representando el 80% de la producción nacional de este cereal.
Desde que se inauguró la primera planta en 2017, la producción de etanol de maíz ha pasado de 140 millones a 8.200 millones de litros en 2024/25, lo que equivale al 22% del total nacional de etanol. Se prevé que en la campaña 2025/26 alcance los 10.000 millones de litros, lo que supondría casi un tercio de toda la producción brasileña de este biocombustible. Mientras tanto, el etanol de caña de azúcar se ha mantenido relativamente estable, en torno a los 28.000 millones de litros anuales
Este crecimiento se produce en un contexto de fuerte aumento del consumo interno. Solo en el actual ciclo comercial, el consumo de maíz en Brasil ha aumentado un 53% respecto a la última década, situándose en 88 millones de toneladas. De esta cantidad, el 74% (65 millones de toneladas) corresponde al sector de proteína animal, mientras que los sectores alimentario, de semillas, industrial y etanol consumen el resto (23 millones de toneladas).
Las exportaciones, por su parte, se estiman en 44 millones de toneladas, lo que supone una caída del 20% respecto al récord alcanzado hace dos años. Este descenso responde tanto a la mayor disponibilidad global de maíz —con EE. UU., Argentina y Ucrania aumentando su producción— como a la caída de la demanda china. China, principal cliente de Brasil en 2023, ha reducido sus compras como parte de su estrategia de autosuficiencia alimentaria.
Dado que las plantas procesadoras se preparan para procesar un volumen récord de grano esta temporada, los precios locales del maíz han alcanzado recientemente sus niveles más altos desde 2022, cuando comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania. En Paranaguá (Paraná), se cotizó a más de 1.440 €/t (6,57 $/bushel), lo que representa un aumento mensual superior al 23%, según el Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea) de la Universidad de São Paulo.
Se espera que el consumo de etanol siga creciendo, impulsado por programas oficiales como la mezcla obligatoria del 27% de etanol anhidro en gasolina, una política que ha fomentado la adopción generalizada de vehículos flex-fuel: automóviles capaces de funcionar con cualquier mezcla de gasolina y etanol, desde 100 % gasolina hasta 100 % etanol. Las autoridades brasileñas estudian elevar este porcentaje al 30%, lo que podría añadir otros 1.300 millones de litros a la demanda anual, según estimaciones de Datagro.
Mantener una mayor presencia de maíz en el mercado nacional, ya sea para la producción de etanol o para alimentar la industria de proteína animal, está cambiando las expectativas sobre el papel de Brasil en el mercado internacional, que se ha expandido en los últimos cinco años. Con una fuerte demanda interna, es probable que una consecuencia natural sea una disminución de las exportaciones brasileñas de maíz en los próximos años, lo que reducirá la competencia con las exportaciones estadounidenses de maíz en el mercado global y presionará al alza los precios internacionales.
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